Un vecino, del PP de toda la vida, me dice que no va a dejar de votar a su partido, pero que le cuesta entender a Feijoó. “Y eso que los dos somos gallegos”, apuntilla con una media sonrisa de esas tipo no te digo ná y te lo digo tó. Recuerdo que seguir a Fraga era sencillísimo porque hablaba de cosas como el precio de los garbanzos. Ni sus peores detractores pudieron acusar a Fraga sus detractores de tener un discurso hiperbólico. Siendo también gallego, así que no vale el tópico aunque, efectivamente, el rumbo zigzagueante del actual líder popular deje bizco a quien pretenda seguir con brújula y compás su derrota. Derrota marítima, quiero decir.
Buena parte de la sociedad está cansada de los social comunistas y no puede vomitar más viendo a Otegi abrazarse con Sánchez como si fuesen hermanos separados al nacer. Los autónomos, pequeños y medianos están morados por falta de oxígeno económico y moradas están las mujeres que, su pretexto de ser protegidas, han visto cómo se benefician los violadores porque la ministra encargada de hacer una sola ley en todo el mandato, ¡una!, la hizo mal. El personal está cabreadísimo por la impunidad de okupas y toda la jaez criminal. Está preocupados por el auge de la inmigración ilegal que nos llega a paladas desde África. Se indigna cuando asisten a las humillaciones que se ve sometida España a manos de Marruecos. Y se escandaliza al ver como se han disparado los chiringuitos y asesores, cuando no los chanchullos de Tito Berni – del que ya no se habla -, las maletas de Delcy, el no ingreso en la cárcel de Griñán, el no juicio de Pujol, los indultos, etc. ¿Qué hizo esa gente en las municipales y autonómicas? Lógicamente, votar al PP que se presentaba como alternativa al sanchismo.
Buena parte de la sociedad está cansada de los social comunistas y no puede vomitar más viendo a Otegui abrazarse con Sánchez como si fuesen hermanos separados al nacer
Pero todavía tenemos las urnas calentitas y esas mismas buenas gentes ven como el PP prefiere repetir elecciones en Extremadura antes que pactar con VOX porque dice la candidata popular, señora Guardiola, que no dejará entrar en su Gobierno a gente que niega la violencia machista. El resultado es que van a nuevas elecciones y el PSOE se hace con la presidencia de la cámara extremeña. Será que en Valencia los de VOX son distintos, porque ahí ha pactado Feijoó y VOX. En Cantabria nadie entiende cómo pueden sentarse populares. Lo del PP y la alcaldía de Barcelona sigo sin entenderlo a falta de explicaciones. Que yo me aclare: se puede pactar gobierno con VOX en Castilla y León, Valencia o Mallorca, pero en Extremadura, no. Y en Murcia ya ven cómo andan. Que si sí, que si no. Ah, caramba carambita con el pirulí. Se conoce que Vox no es uno, sino cincuenta y uno y depende del lugar son más bonicos o menos. Eso por no hablar que Feijoó acepta debatir con Sánchez e incluso con Yolanda, pero no dice ni mú de hacerlo con Abascal que, recuérdenlo los desmemoriados, es el líder de la tercera fuerza parlamentaria en el Congreso.
Vox no es uno, sino cincuenta y uno y depende del lugar son más bonicos o menos
El votante popular en particular y el que quiere echar a Sánchez y su siniestro Circo de los Horrores en general se hace la siguiente pregunta: ¿No hubiese sido mejor nombrar una comisión a nivel nacional entre PP y VOX y acordar unos mínimos para llegar a acuerdos en todo el territorio nacional? ¿No son lo mismo, personas y personajes aparte, ambas formaciones aquí y en la China Popular, que dijo aquel? Pues se conoce que no. A consecuencia de esto, y viendo que VOX dice lo mismo en todos los sitios y son los del PP quienes, mutatis mutandis, aquí dicen digo, allí dicen Diego y más allá no dicen nada, la conclusión para un servidor es esta: don Alberto, me cuesta seguirle sin ser malpensado y no intuir una Grosskoalitionen con un PSOE sin Sánchez tras las generales. Y para ese viaje, digo yo, no hacen falta demasiadas alforjas.