EL MUNDO – 16/12/16 – SANTIAGO GONZÁLEZ
· El gran Puigdemont ha aprovechado la resolución última del TC para tratar de contentar a la CUP y dar por acabado un diálogo que no había comenzado. El presidente del Gobierno se ha explicado: «Lo que no puede esperar nadie es que me salte la ley o que haga algo en contra de la unidad española, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles». Así lo cuenta La Vanguardia, que aparte, da cuenta en un despacho de Efe de su intención de hacer cumplir la ley, así a pelo y sin comillas.
La versión entrecomillada ya establecía una diferencia entre el presidente español y su correspondiente catalán. El español no está dispuesto a saltarse la ley, y el catalán, sí.
Sin embargo, peca de insuficiente. La misión de un gobernante es la que recoge Efe: no sólo cumplir la ley, que es obligación de todo ciudadano, sino hacerla cumplir.
El pobre Quico Homs, tan desasistido sintáctica e intelectualmente, se empeñaba el miércoles en demostrar ante Alsina que el diálogo está muy sobrevalorado como portador de valores intrínsecos: «¿Irán con los tanques a quitar las urnas? ¿Enviarán matones? ¿Policías? Pues las urnas se pondrán. Se empecinan en un callejón sin salida, porque esto no tiene recorrido».
Hay, en primer lugar, una hinchazón evidente de lenguaje: los tanques, los matones, o aquel vuelo rasante de los cazas F-18 del Ejército del Aire para tratar de acoquinar a Römeva y sus intrépidos independentistas. No hace falta. El artículo 155 que tantos nervios produce en almas pusilánimes no especifica nada sobre los medios, sólo que el Gobierno podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla (la comunidad autónoma) al cumplimiento (de la ley).
Un ejemplo: la Mesa Nacional de HB, desobediente vocacional, se negó a ingresar voluntariamente en la cárcel para cumplir la condena que le había impuesto el Supremo por colaborar con ETA. No hubo tanques y mucho menos matones, que estaban de su parte. Bastó una secretaria de juzgado, llamada MaríaMariscalde Gante, hermana de la entonces Ministra, Margarita de lo Mismo. Yo lo vi desde la calle. Subió con un portafolios y en elegante, a la par que discreto traje chaqueta, creo recordar que gris. Y allí desfilaron pastueños Idígoras y toda su cuadrilla.
La equiparación que hace el pobre Quico del Ejército, los matones y la Policía demuestra la imposibilidad de discutir con un tonto que, además, carezca de pudor. Resultará imbatible. No hay quien le saque de que su desobediencia al Tribunal Constitucional es sólo poner unas urnas. Pero España es así. ¿No han condenado a LeoMessi a 21 meses de cárcel por confiar en la manera de hacer las cuentas de su papá?
Montesquieu había dicho que la libertad consiste en hacer –precisamente– lo que está permitido por la ley, no otra cosa, pero estos no han llegado a Montesquieu; se atascaron nueve siglos antes, en Guifré el Pilós, con una salvedad: él, cuenta la leyenda, mojó sus dedos en su propia sangre para dibujar la señera. Estos mojan en pintura de dedos, previo cobro del 3% al fabricante, una costumbre autóctona y muy arraigada.