Gorka Maneiro-Vozpópuli

  • este nuevo acuerdo entre reaccionarios no es sino un cambio constitucional por la puerta de atrás

Este lunes se celebró en Barcelona la Comisión Bilateral Estado-Generalitat con el objetivo de concretar la financiación singular para Cataluña El objetivo final es que Cataluña recaude todos los impuestos y aporte menos recursos económicos de los que aporta ahora al conjunto del Estado y, por tanto, al sostenimiento de las cargas comunes de todos los españoles, de modo que la Generalitat se quede con más dinero y el resto de los españoles reciban menos, salvo los vascos y los navarros, a quienes sus trapicheos no nos afectan porque ya somos privilegiados gracias al Concierto Económico y al Convenio navarro: los vascos disfrutamos de una financiación per cápita de 6.613 euros y los navarros de 5.879, mientras que los ciudadanos del resto de España disfrutan de una media de 3.399 (y los catalanes, por cierto, están por encima). Más allá de eufemismos y mentiras, el pacto alcanzado pretende que los catalanes dejen de aportar a la caja común o aporten menos de lo que les corresponde, lo que supone un ataque directo a la redistribución, a la solidaridad y a la igualdad entre españoles. Y esta nueva infamia reaccionaria la avalan dos partidos políticos supuestamente de izquierdas, PSC y PSOE; como siempre, para favorecer y facilitar el cumplimiento de las exigencias de los independentistas catalanes, fieles al lema principal en el que se basa la ideología nacionalista: lo mío es mío y lo tuyo es de los dos, culmen de la desigualdad y del egoísmo identitario. O sea, como si los residentes del barrio de Salamanca decidieran quedarse con sus impuestos para sí mismos en lugar de para financiar al conjunto de los barrios de Madrid; o incluso que los barrios más pobres los financiaran a ellos. En esto se ha convertido el PSOE, que habla de igualdad pero la traiciona.

Quienes han sellado el mayor ataque contra la igualdad en España han sido ellos; ni el PP ni la ultraderecha han firmado este atropello sino que lo ha perpetrado el PSOE

Este acuerdo confirma lo que ya sabíamos: que el PSOE de Sánchez es cualquier cosa menos progresista y que ha traicionado los valores que históricamente defendió la izquierda, al menos la izquierda que quizás algunos tengamos idealizada, porque a ver si también esto fue mentira. Tras este pacto infame entre socialistas traidores para que los que tienen más aporten menos al resto de los ciudadanos, los afiliados, cargos públicos y votantes socialistas tienen un motivo más para sentirse avergonzados, por si no tenían bastantes. No es descartable que se sigan sintiendo moralmente superiores, pero cuidadito con mirar por encima del hombro a quienes no son de izquierdas, porque quienes han sellado el mayor ataque contra la igualdad en España han sido ellos; ni el PP ni la ultraderecha han firmado este atropello sino que lo ha perpetrado el PSOE con todas sus letras aunque sin vergüenza alguna, dado que es imposible que le quede ninguna: ni letras ni vergüenza.

El círculo reaccionario

Tras indultar y amnistiar a los amos del cotarro catalán tras su asalto a la Constitución Española, tras eliminar el delito de sedición para contentar a los gerifaltes independentistas, tras rebajar el delito de corrupción para que los grandes delincuentes cumplan menos penas ante la Justicia que los ciudadanos comunes, después de condonar la deuda catalana por ser vos quien sois o después de blindar la inmersión lingüística que perjudica especialmente a los ciudadanos más vulnerables y a los trabajadores más humildes, el PSOE cierra el círculo reaccionario que supone la concesión de privilegios económicos a unos pocos a costa de la mayoría, y todo para que Sánchez y su cohorte de palmeros desvergonzados permanezcan un día más en la Moncloa, a costa de todos los españoles.

Ellos son más y mejores que el resto y merecen por tanto un trato singular, es decir, privilegiado y excepcional, porque forman parte de la comunidad política común pero sólo por conveniencia y sólo de momento

El sistema de concierto económico es un sistema que se aparta del sistema común para disfrutar de determinados privilegios. Nadie se reivindica como distinto o singular para recibir menos o pagar más sino justo para lo contrario: en este caso, para quedarse con más dinero y pagar menos de lo que le correspondería pagar si se le considerara como un igual al resto de sus conciudadanos. Porque ellos son distintos, o sea, mejores. En este caso, el instrumento que se utiliza para ello es el cupo, cuantía que aporta al Estado la comunidad autónoma, tras recaudar todos los impuestos, para financiar los servicios que el Estado presta en dicha comunidad autónoma: en el caso de Euskadi, como el cupo está sesgado a la baja y es menor de lo que nos correspondería, no es que los vascos no financiemos al resto sino que el resto nos financia, apoteosis de la solidaridad inversa. Esto es lo que pretenden para Cataluña los nacionalistas catalanes, incluido el PSC como máximo responsable. Con el agravante de que Cataluña supone el 18% del PIB, lo que supondrá la quiebra del Estado social. Y no es federalismo sino confederalismo y asimetría. O sea, desigualdad. Si quieren saber más sobre la materia, basta con leer a los expertos  y lo que llevan años escribiendo, en lugar de a los lelos o las lelas como María Jesús Montero y restantes aprovechados que pretenden vendernos otra moto averiada, esos que nos dicen que el nuevo sistema de financiación catalán será singular y generalizable, una contradicción en los términos, o sea, otra falacia. Porque esa es otra de las bases del nacionalismo disgregador y que el actual PSOE ha hecho suya: ellos son más y mejores que el resto y merecen por tanto un trato singular, es decir, privilegiado y excepcional, porque forman parte de la comunidad política común pero sólo por conveniencia y sólo de momento, razón por la cual pretenden ir deshaciendo todos los lazos que los unen al resto de España, bien sean el sistema de la seguridad social, los impuestos, la financiación autonómica, las leyes penales o la propia Carta Magna.

El ataque más grave

Y es que este nuevo acuerdo entre reaccionarios no es sino un cambio constitucional por la puerta de atrás: en lugar de reformarla por los cauces legales y a través de las mayorías necesarias, se llega a un acuerdo disgregador, fraudulento y corrupto entre interesados, unos para tener más dinero y otros, otra vez, para seguir en la Moncloa a costa (y en contra) de la mayoría. Es el ataque más grave contra la equidad de los españoles y contra la propia viabilidad de la nación desde el inicio de la democracia. Y, si no lo remediamos ya, no tendrá vuelta atrás.

Gorka Maneiro, exdiputado en el Parlamento Vasco y analista político.