Alberto Ayala-El Correo
Hoy es uno de esos días en los que todo lo que no sea solidarizarse con quienes han sufrido y siguen sufriendo la tragedia acontecida principalmente en Valencia parece de más. Seguramente lo sea. Pero, aunque sin duda precipitadas, no renuncio a poner negro sobre blanco algunas reflexiones.
La clase política española, PSOE y PP, Sánchez y Feijóo, no han estado a la altura. Como tampoco lo están por aquí, por un motivo bien diferente, PNV y PSE, que han tenido la desfachatez de presentarnos un proyecto presupuestario con récord de altos cargos y asesores, nada menos que un 17% más. El costo total es de 27,4 millones: casi 5 millones más que en este ejercicio.
Pero regreso a Valencia. Lo primero que cabe denunciar es la absoluta incomunicación entre Sánchez y Feijóo, fruto de una animadversión personal y política que ha volado todos los puentes. Ante una tragedia así resulta tan inaudito como reprobable que el presidente no descolgara el teléfono desde el minuto uno para mantener informado al líder de la oposición y contrastar opiniones.
En vez de eso, los socialistas se negaban el martes a suspender el pleno del Congreso para aprobar el decreto sobre el nuevo consejo de RTVE, tan carente de pluralidad y tan vergonzosamente politizado como los de otras televisiones públicas. Y luego, lo que resulta mucho más grave. Tras asegurar que posponían cualquier valoración política, PP y PSOE se han apresurado a culpabilizar al adversario de las consecuencias de la dana. Primero, el presidente valenciano, el popular Carlos Mazón, asegurando el miércoles por la tarde que su Gobierno regional había cumplido escrupulosamente los protocolos. Ayer, Interior (PSOE) diciendo que la responsabilidad era y es del Ejecutivo valenciano. Por último Feijóo intentando culpar a la Agencia Estatal de Meteorología para exculpar a Mazón. Una vergüenza. Menos mal que luego, ya juntos, Sánchez y el presidente de la Generalitat exhibieron otras formas y otra cercanía.
Es evidente que hay que revisar y a fondo los protocolos para situaciones de emergencia. Como lo es que Aemet avisó la tarde del martes de la que se avecinaba, lo que llevó, por ejemplo, a la Universidad de Valencia a suspender las clases. El miércoles por la mañana el Gobierno Mazón todavía aseguraba que se esperaba que el problema empezara a encauzarse hacia las seis de la tarde. Su gabinete no envió la alerta a los móviles de los ciudadanos hasta pasadas las ocho de la tarde, cuando el agua estaba ya desbocada y se contaban las primeras víctimas. De todo ello deberá debatirse a fondo en los parlamentos. Para depurar responsabilidades políticas. Y, sobre todo, para mejorar los protocolos y proteger mejor a los ciudadanos.
Lo ocurrido, ¿tendrá consecuencias políticas? El futuro lo dirá. De momento lo cierto es que tras el ‘caso Errejón’, la ampliación de la denuncia contra Begoña Gómez y el registro por la Guardia Civil del despacho del fiscal general del Estado el Gobierno Sánchez se halla en una situación de debilidad extrema empeñado en resistir a ver si escampa antes de ir a elecciones. No parece fácil.