EL CORREO 26/11/14
ALBERTO AYALA
· Mas plantea una hoja de ruta hacia la secesión a su mayor gloria y que supone una encerrona para Junqueras y ERC
El soberanismo catalán está decidido a llevar su desafío al Estado hasta las últimas consecuencias. Si Rajoy, Sánchez u otro albergaban dudas, Artur Mas las disipó por completo anoche en una conferencia en la que desveló su hoja de ruta hacia la secesión. Una propuesta a su mayor gloria, que supone toda una encerrona para su principal adversario interno, el republicano Oriol Junqueras.
El 9 de noviembre fue una jornada cargada de sentimientos para numerosos catalanes. Algunos apenas lograron contener la emoción tras depositar en la urna de cartón su voto en la pseudoconsulta que finalmente se celebró, de aquella manera y sin las garantías exigibles en democracia, contraviniendo la prohibición expresa del Tribunal Constitucional.
Pero junto a esos sentimientos, lo que también hubo ese día fue abundante juego partidario y también personalista. En especial por parte del president Mas, que usó el 9-N para detener su claro declive político, y con éxito, según coinciden las encuestas.
Mas fue el delfín que eligió en su día Jordi Pujol para hacerse cargo de forma transitoria de CiU y del Govern hasta que el ‘hereu’, Oriol Pujol, estuviera listo para dar el salto. Pero nada ha salido como diseñó el exhonorable. Porque Mas, que sólo llegó al Palau de la Generalitat a la tercera tentativa –como Rajoy, por cierto– ha dilapidado en cuatro años el grueso de su capital político y porque la corrupción, encabezada por los Pujol, ha acabado con CDC.
Pero el president, que se subió a la ola independentista hace dos años de una forma oportunista, ha sabido hacer de la necesidad virtud y ha hallado en el desafío al Estado una tabla para su salvación política. Un asidero para, en lugar de terminar de mala manera su vida pública, sobrepasado por ERC, hacerlo como el primer president que se plantó ante el Estado y tiró del carro hasta el final para conseguir la independencia de Cataluña.
Eso es, en esencia, lo que supone la hoja de ruta que ayer dio a conocer. Mas, al que hace meses que se le ha olvidado hacer aquello para lo que resultó electo, que es gobernar para todos los catalanes, planteó una alternativa de futuro en la que el único que gana con certeza es él.
El president sólo adelantará las elecciones si es para convertirlas en plebiscitarias. De lo contrario agotará legislatura, y tiene ofertas para hacerlo, como la del PSC.
Además, insistió en proponer a ERC y las CUP una lista única, la lista del president. Aficionado a los juegos de astucia no lo planteó así de abruptamente. Mas se ofreció a liderar o a cerrar esa plancha de país. Eso sí, si la encabeza él, ganan los independentistas y se materializan sus planes, en dieciocho meses se marcharía, una vez se haya dotado a Cataluña de estructuras de Estado y de una Constitución.
Imaginen la cara de Junqueras, presente en el acto, al escuchar la encerrona que le ha preparado Mas. Va a tener complicado huir de la tela de araña del president.
El órdago, pues, está listo. Europa encendió anoche mismo todas las antenas. El presidente Rajoy haría bien en reunirse ya con el líder del PSOE para buscar alguna alternativa o afrontar juntos la que se avecina. Si los silencios no han servido hasta ahora, en adelante aún menos.