Tonia Etxarri-El Correo
- Sánchez tendrá que recurrir a otros procedimientos de autodefensa para evitar caer en el ‘comodín’ del caso de la presidenta madrileña
La investigación parlamentaria y judicial «si es necesario» que ayer anunció Núñez Feijóo en la sesión del Congreso sobre todos los asuntos de presunta corrupción que afectan al entorno político y familiar de Pedro Sánchez, incluida su esposa por sus vínculos con la rescatada Air Europa, va a marcar el turno de esta enfangada legislatura, ya muy contaminada por la concesión de la ley de amnistía y la renuncia del presidente a presentar los Presupuestos. Que el líder del PP se recree en sacar a colación lo que dijo antes Pedro y lo que hace ahora Sánchez, no tiene ya efectos en la ciudadanía, que ha asumido desde hace tiempo que en España gobierna un líder que ha hecho de la mentira su santo y seña para adecuarse a las circunstancias según sus necesidades. Pero que al presidente del Gobierno le mencionen que su esposa va a ser investigada, ante su falta de explicaciones, ahí ya cambian las tornas. Y el nombre de la presidenta de Madrid vuelve a salir al ruedo en donde la tiene marcada el PSOE desde hace años. Su dimisión. La pide Sánchez y sus portavoces entre cada coma de sus frases.
Pero el presidente de Gobierno, tan bronco y despectivo con la oposición, tan doblegado y complaciente con los socios que quieren separarse de España, tendrá que recurrir a otros procedimientos de autodefensa para evitar caer en el ‘comodín de Ayuso’. Sobre todo para mantener el respeto democrático de dejar a la Justicia que se pronuncie. La exigencia de la dimisión de la presidenta de Madrid se ha convertido en el trofeo a batir en la Moncloa. Pero una cosa es promover investigaciones para suplir el silencio con el que este gobierno reacciona a cualquier pregunta parlamentaria (las periodísticas no, que se controlan más desde las comparecencias en la Moncloa ) y otra muy distinta es exigir dimisiones a quien convive con un ciudadano inspeccionado por Hacienda. Pedro Sánchez está furioso y admite cualquier material ‘bélico’ contra la oposición. Trapillos. De lo que sea. Que la empresa donde trabajó la mujer de Feijóo, durante dos años, recibió subvenciones de la Xunta. Y ahí lo dejan. Pero se deshinchó el bulo cuando el propio dueño de la empresa lo desmintió categóricamente, por escrito. Noticia fake. Así está el Parlamento. Con una ley de amnistía y sin Presupuestos.
Si la reacción a la acumulación de informes jurídicos críticos con la ley de la amnistía (ya son tres, esperando el del Consejo General del Poder Judicial) porque vulnera la Constitución y contraviene el derecho comunitario es echar piedras contra la oposición, la Moncloa va acabar viendo caer su propio tejado. Sánchez y los nacionalistas ya han conseguido sus objetivos: amnistía, los unos; poder, el otro. Sin Presupuestos sólo nos espera una forma de gobernar abusiva con los decretos ley. El Gobierno tiene una mayoría tan precaria en el Congreso que no va a poder legislar. Sesiones parlamentarias como la de ayer no pueden llamarse de control al gobierno. Simplemente, son una vergüenza.