Volvemos a estar en la semana del «consumo interno». ETA amenaza con prolongar el terrorismo si Francia no se aviene a sumarse a la ruleta del conflicto vasco; ETA no ha desactivado su lenguaje bélico, sigue manteniendo intactas sus reivindicaciones, y sin embargo, desde Moncloa se recomienda optimismo por «algunos» términos de la declaración.
Suele ocurrir cuando los giros políticos son tan incomprendidos, por incomprensibles, que se recurre a la pócima mágica del «consumo interno». En Euskadi se ha utilizado cada vez que se producía alarma social en cuanto el entorno de ETA le ganaba una carta más al Estado democrático. De hecho, cuando ‘Ternera’ aterrizó en la comisión de Derechos Humanos del Parlamento, se dijo, y no pocos lo escribimos, que su ubicación – a pesar del escándalo que provocó en su día en los colectivos más sensibles con las víctimas del terrorismo- se debía a la necesidad de hacer un ‘guiño’ a los sectores más incrédulos del entorno de ETA para demostrarles que se podía hacer política en el Parlamento después de haber abandonado el terrorismo. Es decir: mensaje de consumo interno.
Lo que ha pasado, desde entonces, todo el mundo lo sabe. Se han dado muchas tomaduras de pelo desde el entorno de ETA, con la burla de la legalidad y la complicidad de buena parte de nuestros representantes democráticos. Y ahora, volvemos a estar en la semana del «consumo interno». ETA amenaza esta vez con prolongar el terrorismo si Francia no se aviene a sumarse a la ruleta del conflicto vasco y, sin embargo, el Gobierno ha visto con alivio que la banda haya anunciado, también, que quiere «llevar hasta el fin» el proceso. ¡Qué contradictorio, todo! ¿no? ETA no ha desactivado su lenguaje bélico, sigue manteniendo intactas sus reivindicaciones aireadas desde el 98 y, sin embargo, desde Moncloa se recomienda optimismo por «algunos» términos de la declaración.
Admitamos la ingenuidad como una actitud del presidente Zapatero en este juego peligroso. ¿Qué se hace con los mensajes que no suponen un avance? Porque los hay. Francia parece no tener dudas. No hay juego. Sería bastante arriesgado volver a utilizar la pócima mágica del consumo interno. Pero se vuelve a lo mismo: «necesitan mantener su lenguaje duro para su gente más intransigente». ¡Ah!, era eso.
Mientras se produce el cruce de interpretaciones, queda sobre el tapete la pregunta del millón. ¿Qué entiende ETA por «el fin»? ¿Se trata del fin del terrorismo o, más bien, del fin de una Euskadi organizada dentro del Estado español? ¿Están hablando todos de lo mismo? Desde el Foro Ermua, Mikel Buesa exige claridad al Gobierno. El colectivo ha puesto en marcha su Primera Conferencia de Libertad que tendrá diez meses de duración.
El Gobierno vasco no cuenta con ilustres juristas entre sus consejeros, pero sabe que la solicitud de comparecencia del presidente del Tribunal Superior de Justicia para que explique en el Parlamento por qué ha admitido a trámite la querella contra el lehendakari, carece de amparo constitucional. Pero no hay que ser mal pensados. Esta actitud no tiene nada que ver con la presión política sobre nuestros jueces. No, qué va. Se tratará también de un mensaje de consumo interno.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 17/6/2006