Ignacio Marco-Gardoqui, DIARIO VASCO, 20/12/11
Ayer se esperaba un discurso repleto de grandes conceptos, pero con escasas concreciones. Pues, en mi opinión, Rajoy fue bastante más allá y, sin llegar al desnudo integral, al menos desveló muchas de las cosas que piensa hacer entre los próximos días y los próximos meses. La mala noticia es que la tarea es titánica -lo sabíamos-, y la buena, que parece decidido a acometerla de inmediato -lo esperábamos-. Empezando por lo más general, me gustó que el crecimiento económico vaya a ser el norte de su gobierno, pues sin él no hay esperanza para el empleo. Luego se comprometió, aunque sin concretar mucho, en varias políticas generales, por ejemplo en la reducción del déficit, que cuantificó en 16.500 millones de euros, lo que permite suponer que conoce ya el resultado que aflorará a finales de ejercicio.
Habló de la eliminación de duplicidades en la Administración, de centrales de compras y de contención de plantillas, ideas todas que necesitan plasmación diaria. O de la profundización en la reforma laboral y la conclusión de la reforma del sistema financiero. Lo laboral quedó cojo, pero, si les ha dado unas pocas semanas de plazo a los agentes sociales, es lógico que espere a que venza antes de actuar con el BOE. Mantiene su compromiso con la actualización de las pensiones ya generadas, aunque endurecerá sustancialmente las condiciones de acceso y dijo que no habrá puentes, algo que acabará con un calendario laboral tan caótico como absurdo y que resulta inexplicable que sigamos manteniendo a estas alturas.
En lo financiero se quedó en los conceptos, ya que es una tarea que solo se puede acometer desde la intimidad de la cocina interna. La publicidad, el control y el juicio, llegarán después. Al menos, ya sabemos que no le gusta la idea de crear un ‘banco malo’.
Me encantaron sus ideas sobre la educación, en donde habló de potenciar el esfuerzo, el gusto por aprender y la responsabilidad, así como de garantizar enseñanzas comunes en todo el Estado, aunque carezco de criterio para opinar sobre la conveniencia de prorrogar la enseñanza secundaria un año más, lo que indudablemente aliviará las cifras del paro juvenil, al dilatar el acceso al mercado laboral de los jóvenes que no deseen prolongar sus estudios.
En materia fiscal introdujo novedades interesantes. Mantendrá el IVA superreducido en la adquisición de viviendas, aunque sólo para las habituales. Revisará el impuesto sobre sociedades con algo tan necesario como la exención de las plusvalías reinvertidas, y lo mejor, habrá compensación automática de deudas con las Administraciones y el IVA se pagará cuando se cobre la factura que generó el impuesto.
En resumen, un programa ilusionante, oportuno y necesario que da para llenar de contenido sustancial a toda una legislatura. Rajoy dijo que no ha venido al Gobierno a cosechar aplausos sino a resolver problemas. Eso está muy bien, pero no debe preocuparse. Si él cumple con lo segundo, la resolución de nuestros variados e importantes problemas, nosotros le regalaremos lo primero. Y aplaudiremos hasta con las orejas.
Ignacio Marco-Gardoqui, DIARIO VASCO, 20/12/11