Tonia Etxarri, EL CORREO, 27/6/12
No les ha gustado nada a los socialistas vascos, lógicamente, el trato de deferencia que recibió ayer el nacionalista Iñigo Urkullu en el Palacio de La Moncloa. De lehendakari a presidente. En esa relación «amable» a la que tantas veces recurrió Juan José Ibarretxe cuando presentaba su plan a medio mundo. Tienen motivos para preocuparse porque ayer, sin que todavía hayamos sido convocados los ciudadanos vascos a las urnas, el presidente del PNV aparecía en la escena española con un aura de lehendakari electo, con absoluta normalidad. Toda una imagen impactante de campaña. Una foto, facilitada por Antonio
Basagoiti desde Euskadi, que ha supuesto un dardo en todo el frontispicio del gobierno de Patxi López en Ajuria Enea en un momento en el que él sí que parece estar en horas bajas.
Desde que el PP dejó solos a los socialistas en el Ejecutivo vasco, los populares se encuentran liberados para abrir vías de futuras alianzas con otros partidos, como el PNV. Y como a Iñigo Urkullu le interesa, especialmente, que la colaboración con el Gobierno de España rebase los límites de los pactos puntuales en el Congreso de los Diputados, ofreció al presidente Mariano Rajoy su «compañía» en los consensos necesarios para afrontar la crisis y para avanzar en la convivencia política en Euskadi.
Ayer hubo intercambio de cromos. Porque el presidente Rajoy necesita vencer el aislamiento político que sufre desde que empezó a aplicar todos los recortes que nos exige la Unión Europea. Pero a los socialistas de Patxi López les pareció «patético» el encuentro de ayer . Lo único que les ocurre es que respiran por la herida. No son celos. Es temor electoral. Miedo a que la opinión publica dé por hecho la tendencia electoral marcada por la encuesta de EL CORREO en la que se vislumbra la victoria del PNV seguido de la izquierda abertzale. De ahí que su inmediata reacción fuera la de situar al PNV y al PP en proximidad ideológica, olvidándose de que, a pesar de sus discrepancias, ellos han mantenido un pacto con los populares, que ha durado casi toda la legislatura y que fue, por otra parte, el único apoyo, que recibieron hace tres años para poder gobernar la comunidad autónoma vasca.
Ayer Iñigo Urkullu, sin embargo, no fue capaz de desvelar el misterio de los pasos y la bicicleta. La audacia que espera de Mariano Rajoy es la mejora de la situación de los presos pero ya sabe que el PP sostiene que es el mundo de ETA quien debe dar más pasos. El Gobierno no escurre el bulto: pasos hacia la disolución. Pero el máximo responsable del PNV , amparado en la discreción, no va mas allá de la petición de pasos adecuados . Será que la nebulosa del lenguaje político en Euskadi le impide ser más claro . Pero dejó a los periodistas con ganas de saber en qué dirección va la bicicleta de la que el Gobierno a su entender no debería apearse.
Habrá mas encuentros. Pero los dos tendrán que enviar mensajes nítidos a sus electorados. No vaya a ser que, mientras los votantes mas radicales del PNV empiezan a pensar en dar su papeleta a la izquierda abertzale, los del PP opten, esta vez, por asimilar al PNV con el voto útil.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 27/6/12