Tonia Etxarri-El Correo
La acumulación de críticas y reproches al anuncio de la subida desmesurada de las cuotas a los autónomos había crecido, en pocas horas, hasta un nivel tan insoportable que la ministra del ramo, Elma Saiz, descalificada por tierra, mar y redes sociales, tuvo que reaccionar rápidamente. Después de la avalancha de reprobaciones, incluidas las de buena parte de sus socios, además de los empresarios y los propios afectados, corrección y a otra cosa. Marcha atrás para plantear congelar las cuotas para los tramos más bajos mientras Feijóo, instalado ya en la causa contra el ‘sablazo’ a los autónomos en un momento crítico en el que los sondeos detectan cierto estancamiento electoral del PP, tuvo que pasar los deberes a limpio. Y se quedó en el mismo frente: los autónomos, que somos un filón. Por tratarse de un sector especialmente castigado por el Gobierno, soportando una presión fiscal y burocrática desmesurada.
Pero habrá que seguir tomando nota de la capacidad de Pedro Sánchez para manejar el foco a su antojo. Desplazadas ya otras causas de su ruta principal, y doblegado el pulso al BBVA con su opa hostil al Banco de Sabadell en favor del Gobierno de Cataluña, ayer tocaba hablar de relojes. ¿Las cuotas para los autónomos? Ya está corregido, ¿no? No es suficiente, pero él ya está en otra pista. En la distracción con el despunte del alba y la caída del crepúsculo. Presentó su propuesta de terminar con el cambio de horario estacional al Consejo Europeo.
«Ya no tiene sentido», sostiene el presidente del Gobierno al hablar de los inconvenientes para la salud que, según sostienen los defensores de la medida, ha estado provocando el cambio del uso horario dos veces al año en busca de la luz solar. Ahora ya no supone un ahorro energético. Es un buen lema. Se podría aplicar a otras muchas circunstancias de la legislatura.
A la que aqueja al fiscal general del Estado, por ejemplo, que ayer presidió el pleno del Consejo, a pesar de la petición de las asociaciones mayoritarias de suspender la reunión. Consideraban un disparate que, a dos semanas de la celebración de su juicio, por la supuesta revelación de secretos, participara en el proceso del nombramiento de quince plazas discrecionales. Ajeno a las críticas, presidió la reunión como si el proceso judicial no fuera con él. ¿Tiene sentido esta anomalía? Sin respuesta en La Moncloa. Todo muy normal.
Lo que tocaba ayer era un cambio de tercio. ¿En qué hora vivimos? ¿El CIS de Tezanos no ha preguntado por nuestras preferencias? ¿Horario de invierno o de verano? Un debate apasionante. ¿Preferencias para las zonas del Mediterráneo o para las del Atlántico?
Hace tiempo que se discute en el Parlamento Europeo. Pero, como maniobra de distracción, es un cebo perfecto para no hablar de la próxima cita que el juez ha comunicado al exgerente del PSOE y a una exempleada del partido, como testigos, para aclarar los pagos en metálico en favor de Ábalos y Koldo que no constan oficialmente. En el origen de ese dinero ‘B’ estaría la clave para saber si hubo, o no, financiación ilegal del partido. Pero hablemos del cambio horario. Tic, tac.