De mayo a mayo: la implosión del zapaterismo

 

El socialismo que encarna el PSOE, depredado, además, por IU y por UPyD, no puede seguir representando una mascarada política después de haber perpetrado su suicidio en apenas doce meses –de mayo a mayo. The party is over. Efectivamente, empieza una época nueva y se cierra, con un portazo histórico, la que representa el zapaterismo cuyos damnificados han sido España y el mismísimo PSOE.

La contundente victoria del Partido Popular en los comicios de ayer no hace más que sentenciar el proceso de autodestrucción del PSOE zapaterista. Esta implosión socialista se ha consumado de mayo de 2010 a mayo de 2011. Comenzó con el giro radical de Zapatero abordando tarde y mal la crisis el 12-M, continúo con la ruptura interna de su partido que le llevó a anunciar en abril pasado su retirada política y se rubricó con el estallido social del 15-M. Las urnas no hicieron ayer otra cosa que entregar a la oposición el relevo, infligiendo al PSOE el castigo más duro de su historia en democracia. La patética comparecencia de anoche del presidente, ausente de la dimensión de su fracaso, arrojaba la imagen de un zombi.

Un relevo que no sólo es el resultado de las sostenidas torpezas del Presidente del Gobierno y del PSOE, sino también del acierto con el que Mariano Rajoy ha desarrollado una campaña templada, ajustada a un guión sopesado, bien planificada y con el discurso socio-económico calculado. Es verdad que el PP no ha volado alto con sus propuestas, pero también los es que ha sabido aliarse con las circunstancias y ponerlas al servicio de su estrategia. Incluso -aunque algunos de sus líderes estuvieron a punto de estropearlo- logró que la protesta del 15-M significase un problema adicional y sobrevenido -pero no sorprendente- para los socialistas, sin arañar siquiera las opciones del PP.

La democracia, por confusa y deteriora que esté la nuestra, tiene una sexto sentido colectivo que le induce siempre a la supervivencia. Ayer se demostró
La democracia, por confusa y deteriora que esté la nuestra, tiene una sexto sentido colectivo que le induce siempre a la supervivencia. Ayer se demostró. Y alejó el sistema de un PSOE que con Zapatero se había introducido en una diabólica dinámica de ineficacia e irresponsabilidad, con política progresistas incompetentes y divisivas; con una ausencia de resolución clamorosa en las reformas necesarias y con una pobreza y frivolidad argumentales que producían horror vacui en la sociedad española. Los resultados de ayer son una forma expresiva y rotunda de lanzar un ¡basta ya! para, de inmediato, reiniciar el camino de la reconstrucción política y ética del país, ahora desesperanzado e indignado.

Zapatero, que verá con desolación la destrucción no sólo de los logros nacionales sino también en pavesa a su propio partido, no puede seguir prolongando la agonía en un “tiempo basura”, hasta alcanzar el final de la legislatura. Tanto él como su Gobierno y el PSOE se han quedado sin poder territorial suficiente para, en una Estado con poderes y competencias compartidas entre la Administración Central y las autonómicas y locales, continuar con mínima solvencia la gestión de los asuntos públicos.

Las elecciones generales en otoño debieran ser el corolario de los resultados del 22-M. La secuencia lógica sería cerrar las dos reformas pendientes (negociación colectiva y Cajas), elegir al candidato socialista a la presidencia del Gobierno, y no abrir ya el período parlamentario de sesiones en septiembre para en noviembre dar paso a las elecciones legislativas. El socialismo que encarna el PSOE, depredado, además, por IU y por UPyD, no puede seguir representando una mascarada política después de haber perpetrado su suicidio en apenas doce meses –de mayo a mayo. The party is over. Efectivamente, empieza una época nueva y se cierra, con un portazo histórico, la que representa el zapaterismo cuyos damnificados han sido España y el mismísimo PSOE.

José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL, 23/5/2011