Miquel Giménez-Vozpópuli

Se acaba la campaña y mucho me temo que nos ha dejado a todos un poquillo apijotaos, con perdón. Entre el calor que padecemos, las ganas de ocio estival y la cantidad de oquedades dialécticas a las que hemos asistido cual paciente que acude ansioso a la farmacia rogando que le vendan un tubo de Hemoal porque ya no puede más, está el votante más pallá que pacá. Si es que es normal, señores, que uno se vio los debates y en uno estaba Feijoó pero no Abascal, y en el otro estaba Abascal pero no Feijoó, y aquí aparecía Rufián diciéndole al guaperas de la Moncloa que le había obligado a soltar a los golpistas lazis y en el otro Sánchez no paraba de llamar mentiroso a Feijoó y Mari Yoli le decía a Abascal que no le consentía prácticamente nada, y aquello era un sin Dios por fascículos semanales y con el primero te regalaban un escaño portátil y un Don Nicanor tocando el tambor. Por favor. Luego diremos de los yanquis y de que si son unos niños pero hay que ver que campañita de Barrio Sésamo nos han dado nuestros padres y madres de la patria, o matria o yo qué sé.

Cuando vi a Zapatero hablando del infinito como si estuviera haciendo el off del inicio de un episodio de Star Trek me dije “Miguelico, la gibamos, Barrymore”, porque aquello no es normal ni en una despedida de fiesta de soltero a las seis de la mañana cuando todo el pescao está vendido y te abrazas con todos tus amigos porque los quieres más que a nada. En serio, ¿qué le pasa a ese hombre?¿Se nos ha vuelto místico budista cinturón negro o qué? ¡Que declamación, que frases, que bobería, por Dios! Sánchez debe pensar que con eso el votante que posee una cierta tendencia a fusionarse con la totalidad le apoyará. A ver, igual sí, porque en España hay de todo e incluso hay gente que cree en el terraplanismo y que lo sólido finaliza en Romerales de la Baja Vega Alta.

Y venga a planchar y que si dormía solo dos horitas, y que ella era una más, una simple camarada en el inmenso soviet del pueblo que hace cosas chulísimas con perspectiva de género

Pero, fíjate que listos son estos dos, Pedrete y la Yoli, que si para los sociatas la nota Krishnamurti y Vivekananda la puso ZP, la cosa almodovariana y consuetudinaria la puso la ministra Farmatin apareciendo plancha en mano y diciendo que a ella la relajaba la plancha. Y venga a planchar – bastante mal, por cierto, se nota que no está habituada a tal menester – y que si dormía solo dos horitas, y que ella era una más, una simple camarada en el inmenso soviet del pueblo que hace cosas chulísimas con perspectiva de género, jazmines en la cara y rosas en el pelo. O sea, entre el infinito sociata y el planchado comunista el córner rogelio ha dado por acabada la campaña con la satisfacción del deber cumplido.

Mientras tanto, la derecha, siempre con el lirio en la mano, ha intentado hablar de los problemas que aquejan a España pero no ha habido manera. Todo lo que decían rebotaba en esas caras de kevlar de los gobernantes actuales que les devolvían los argumentos con un simple “Eso es mentira”. Y no se hable más. La serenidad exhibida por Feijoó, casi sobrenatural, ante un Sánchez que encarnó una excelente versión de la niña del Exorcista, o el señorío de Abascal tratando que la Yoli dejase de interrumpirle con un correctísimo “Pero cálmese usted, por Dios” no han dado espectáculo y, claro, ya se sabe que el mundo es un escenario y todo es show business como cantaba Ethel Merman. Así que, o este viernes Feijoó y Abascal organizan un concierto en plan Dúo Pimpinela cantando “Por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vuelta” o yo no sé qué vamos a hacer este domingo porque está la gente tan acostumbrada a las caídas de culo, los tartazos, los nananiano naniano y los chascarrillos baratos de esos malos aprendices de clowns que igual no van a saber distinguir entre esos sujetos y los políticos serios.

Por lo pronto, servidor ha intentado escrutar el infinito la noche pasada con escaso éxito. Me he quedado dormido.