Ana I. Sánchez-ABC
- El PSC entrega al independentismo lo que no lograron conseguir Mas, Puigdemont, Torra y Aragonès. Estábamos mejor antes
Si las últimas elecciones catalanas las hubiera ganado el independentismo y ahora mismo estuviéramos hablando de la próxima investidura de Pere Aragonès o de Carles Puigdemont, no tendríamos tanto que lamentar como en este momento. Estaríamos haciéndonos cruces por el elevado número de votantes secesionistas que habría y estaríamos echando cuenta de todo lo que podría ceder Pedro Sánchez teniendo a uno de sus socios en la Generalitat: una nueva mesa bilateral, el concierto fiscal, la consulta, etc, etc… Básicamente lo que llevamos viviendo durante los últimos años. Más allá de eso, probablemente, sentiríamos hastío y preocupación ante un grave problema enquistado.
Pero no. Ganó Illa y nos alegramos de que el ‘procès’ se acabaría. Nos regocijamos de que los catalanes daban la espalda al independentismo y apostaban por el constitucionalismo. Adiós a los pulsos Cataluña-Estado, a las mesas bilaterales, a los chantajes desde la Generalitat por el concierto y la consulta. Pasábamos a otra pantalla… y resulta… que es todo lo contrario, que la nueva fase conlleva la ruptura de las finanzas del Estado sin previo aviso. Antes teníamos a un presidente independentista al frente del Gobierno catalán, al que se le decía que no al concierto, y al que quizás, algún día, se le acabaría diciendo que sí. Algún día. Hoy, con Illa, hace ya seis días de esa concesión.
Curiosa forma de pasar a la historia para el líder del PSC: aquel que iba a inaugurar una nueva etapa en Cataluña gestionando sin confrontación arranca haciendo propia la medida más rupturista del independentismo después de la consulta. Lo que el independentismo no logró en sus horas altas, cuando más apoyo social y poder institucional tenía, lo logra ahora en sus horas bajas tras haber perdido cientos de miles de votantes y la mayoría parlamentaria; lo que no obtuvo con Jordi Pujol, Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra o Pere Aragonès lo obtiene con Salvador Illa.
¿Era necesario? Evidentemente no. El PSC se somete a ERC para evitar una repetición electoral cuando los republicanos son los que más tienen que perder si hay nuevos comicios. No solo se desplomaron en las últimas elecciones catalanas sino que están descabezados y sin líder, no tienen candidato si hay nuevas elecciones y la crítica de la militancia a la dirección está en sus cotas más altas.
Por tanto, ¿de qué le sirve al constitucionalismo que Illa se convierta en el próximo presidente de la Generalitat si para conseguirlo va a llevar a cabo una ruptura fiscal sin precedentes entre Cataluña y el Estado? Illa y Sánchez han engañado al país entero y pretenden que aceptemos el concierto solo porque lo ejecuta un socialista.
Dado que el cupo solo cubre la investidura del líder del PSC pero no un programa de gobierno, ¿cuántas más medidas secesionistas y cuáles aceptará Illa para poder ir gobernando durante los próximos cuatro años? Lamentablemente, ni él mismo lo sabe. Desde luego, estábamos mejor antes.