IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
Este Gobierno ha batido varios récords mundiales en las disciplinas de autoenmienda, el globo sonda, la rectificación y el despiste. Me olvido de las promesas anteriores a su formación, cuando no se iba a pactar con Podemos, Bildu o ERC, que son historias del Pleistoceno. Le resumo algunos de los últimos logros. La oposición clamó por una legislación uniforme que cubriese la postalarma. Después de semanas de negarla, el ministro de Justicia abrió la posibilidad de hacerlo. La idea duró menos de 24 horas, pues Pedro Sánchez se la cargó desde Atenas. Ayer le comentaba que tras firmar la derogación de la reforma laboral en el Pacto de Legislatura, la idea mutó en mera reforma hasta que se firmó su abolición completa en el pacto con Bildu. Luego, la vicepresidenta segunda la calificó de insensata y se durmió hasta despertar el lunes, cuando la consagró de nuevo la vicepresidenta tercera.
Lo de la reforma fiscal ha sido espectacular. Primero se iba a realizar una subida de la presión fiscal para igualarla con la media de la UE. No, no, lo siento, de igualar la cuña fiscal y el nivel de las cotizaciones sociales no se dijo nada; y tampoco se habló de homologarse con el tratamiento del Patrimonio. Más tarde todo quedó en la promesa, reiterada hasta la fatiga, de que sería una subida exclusiva de los impuestos que soportan los «ricos» y las grandes multinacionales. La sorpresa llegó la pasada semana cuando entraron en escena aumentos en el impuesto de matriculación, en el de circulación, en el diésel, en los peajes de autovías, etc. Con ellos, y además de los ricos, quedaron señalados la mayoría de los ciudadanos. Los cálculos cifraban el sopapo fiscal en 80.000 millones de euros. Pero el lunes la ministra de Hacienda aseguró que no, que todo era una mera recomposición global del panorama fiscal. ¡Qué concepto tan bonito! Cualquier día me recompongo globalmente y necesitará mirarme dos veces para reconocerme. Y, lo que es mucho mejor, todo se pospone hasta 2023 cuando hayamos recompuesto, también globalmente supongo, la economía. ¿Ha visto alguna vez anunciar una reforma fiscal con dos años de antelación?
Termino. El Plan de Recuperación que nos va a sacar del atasco se ha anunciado cientos de veces, pero nunca expuesto con claridad. No es una crítica de malintencionados tabernarios. Lo certificó ayer la AiReF, que proporcionó al Gobierno una patada en la espinilla que cualquier VAR calificaría de penalty y expulsión. ¿Cómo se explicará su dimisión la secretaria de Estado una semana después de presentar en Bruselas el programa? Vaya racha…