Alberto Pérez Giménez-El Confidencial
Del piso de su tía abuela en Vallecas a Galapagar pasando por la Moncloa: ni limitación de sueldos ni de mandatos, ni negociar en ‘streaming’ ni referéndum por la república…
Vistalegre III promete. La asamblea general de Podemos, que se celebrará en la Cubierta de Leganés para evitar comparaciones con el congreso de Vox que se celebrará el 8-M, va a someter a votación un código ético que levanta muchos de los pilares básicos de los que presumían en 2015 para diferenciarse de ‘la casta’. Pero ni la limitación salarial ni la de mandatos son excepciones en el vuelco que ha dado Podemos desde la oposición a tocar la alfombra de Moncloa. Puertas giratorias, negociaciones en ‘streaming’ que nunca fueron, referéndum por la república… Muchas promesas que se han quedado en el camino y que han provocado las críticas de antiguos compañeros de viaje (Teresa Rodríguez, Kichi, Ramón Espinar o Íñigo Errejón) que, ellos también, han sido borrados en el nuevo Podemos.
1. Podrán simultanear cargos
La propuesta del nuevo código ético que quiere Pablo Iglesias para Podemos viene a eliminar algo que ya incumplían varios cargos del partido: impedir simultanear dos cargos. Al ser un ‘partido de gobierno’, el nuevo Podemos permitirá a su cúpula mantener dos cargos al tiempo (lo que ya hacen Pablo Iglesias e Irene Montero) como ministros y secretarios de Estado a la vez que mantienen el escaño en el Congreso. Lejos queda Vistalegre II, cuando el propio Iglesias anunció —tras denunciar las bases que Ramón Espinar acumulaba el cargo de senador y de diputado regional— una reforma para impedirlo: «Tenemos un problema con la acumulación de cargos», dijo entonces. Hoy, ya no existe el problema y Espinar tampoco está en ejercicio.
2. Adiós a la limitación salarial
Otra de la propuestas estrella del Podemos de 2014 que salta por los aires en el nuevo código ético de Iglesias: elimina el límite actual de dos salarios mínimos interprofesionales y medio para sus cargos. Aunque ya había ‘trucos’ en la organización para saltarse este requisito, con pluses no comunicados, ahora la intención de Iglesias es que se oficialice en la asamblea de Leganés. «Sería de vergüenza que nosotros, elegidos por los ciudadanos, digamos: ‘No. Al tiempo que usted va a cobrar 645 euros, que es el salario mínimo, yo voy a cobrar 8.000 euros…’. Usted es casta», aseguraba Pablo Iglesias en una entrevista a Ana Pastor en La Sexta cuando era eurodiputado. Hoy ya no está en Bruselas. ¿Es casta?
3. Perpetuarse en el poder
Si Aznar limitó los mandatos como presidente en el PP a ocho años, Iglesias hizo lo mismo «para todos los cargos públicos y cargos internos del partido, con posibilidad de prorrogarse excepcionalmente a un máximo de 12 años». Ahora, sin embargo, se le hace corto y propone una reforma que, ‘de facto’, le permite perpetuarse al frente de la organización morada, ya que permite que cualquier dirigente esté más allá de 12 años «supeditada [la medida] a consulta a las personas inscritas». El 31 de agosto de 2017, Iglesias aseguraba que estaba dispuesto a apoyar la propuesta que quería llevar Ciudadanos al Congreso para limitar por ley los mandatos de los regidores políticos a ocho años. «Si Ciudadanos nos llama, nosotros estamos dispuestos a estudiarla. A mí me suena muy bien esa música», decía. Ahora, desafina completamente.
«¿Sabéis lo que hacen las eléctricas para tener más poder? Comprarse ministros». Su Gobierno puso a la exministra Corredor al frente de Red Eléctrica
4. Adiós a la transparencia y el ‘streaming’
El cambio de Podemos no solo se refleja en el nuevo código ético que pretende aprobar Iglesias. Por la vía de los hechos, desde 2015, han sido muchas las exigencias que se han perdido en cuanto la formación morada tuvo posibilidad de llegar al poder. Hace cinco años, Podemos pedía «abrir puertas y ventanas», «máxima transparencia», «ni un pacto de despacho» e incluso llegó a negociar un Gobierno regional en ‘streaming’. En 2019, tras el ‘pacto del insomnio’, negoció con Sánchez el nuevo Gobierno en reuniones sin luz ni por supuesto taquígrafos, y pedía «discreción y mucha mano izquierda para que las cosas salgan bien». No hubo ningún ‘streaming’ y sí muchas comparecencias de Sánchez sin preguntas.
5. Corredor y las puertas giratorias
«Por decir que las empresas eléctricas mandan más que el Congreso de los Diputados hemos levantado muchas ampollas. ¿Sabéis lo que hacen las eléctricas para tener más poder que los diputados? Comprarse ministros y presidentes. Voy a leer una lista, a ver si sale en algún telediario: Luis de Guindos, dirigente del PP y de Endesa; Elena Salgado, dirigente del PSOE y de Endesa; José María Aznar, dirigente del PP y de Endesa; Manuel Pizarro, dirigente del PP y de Endesa; Pío Cabanillas, dirigente del PP, también comprado por Endesa»… Eso decía Iglesias en la campaña electoral de abril pasado. Ahora, con él de vicepresidente, al Gobierno no le han dolido prendas al colocar a la exministra de Vivienda Beatriz Corredor al frente de Red Eléctrica Española con un sueldo cercano al medio millón de euros. Sucede en el puesto a otro exministro, Jordi Sevilla. «Traicionar a la patria es utilizar un ministerio o una presidencia para acabar en un consejo de administración», clamaba en su momento el secretario general de Podemos… cuando estaba en la oposición.
Iglesias: «No creo que en los próximos meses o años haya una realidad que permita a España convertirse en república. No soy ingenuo”
6. Del referéndum a acompañar a la Reina
Otro de los cambios fundamentales en estos años en Iglesias, y por tanto en Podemos, es su relación con la monarquía. En cinco años, ha pasado de «exigimos al Gobierno que convoque un referendo. Lo que toca es dejar que la gente vote», que reclamó solemnemente tras la abdicación de Juan Carlos I, a reconocer —tras pactar su vicepresidencia con Sánchez— que «soy republicano porque la república tiene más elementos de cohesión que la monarquía. (…) Ahora bien, no creo que en los próximos meses o años haya una realidad que permita a España convertirse en una república. Evidentemente, no soy ingenuo». Para más inri, tuvo que hacer de ministro de compañía con la reina Letizia en un acto en Galicia la semana pasada y no le dolieron prendas en aplaudir a Felipe VI desde el banco azul.
7. Las cloacas y Dolores Delgado
La transformación de Iglesias afecta también a su ‘guerra contra las cloacas’. Cuando El Confidencial desveló los audios del comisario Villarejo comiendo con la fiscal Dolores Delgado y el exjuez Baltasar Garzón, donde, entre insultos al hoy ministro Marlaska, aseguraba que había visto a jueces irse con menores en Cartagena de Indias y no había denunciado nada, Pablo Iglesias exigió la dimisión de la ministra de Justicia: «Alguien que se reúne de manera afable con un personaje de la basura de las cloacas de Interior en nuestro país debe alejarse de la vida política porque hace daño a la mayoría que protagonizó la moción de censura». Apenas 18 meses después, defendía su nombramiento como fiscal general del Estado de su Gobierno. Para ello, incluso, argumentó que la ministra se había disculpado. Una noticia ‘fake’ de libro. No busque esa disculpe porque no existe.
Iglesias: «Los políticos deben fijar su residencia en un lugar en el que sepan lo que es coger el transporte público”
8. Tezanos ya no debe dimitir
Cuando José Félix Tezanos publicó un artículo en la revista ‘Temas’ abogando por la repetición de las elecciones el 10-N y apelando al voto útil, el líder de Podemos aseguró que el presidente del CIS «debería dimitir o ser cesado ‘ipso facto» por romper la neutralidad institucional. «El CIS es una institución pública, no el patrimonio del partido que gobierna. Tezanos, en tanto que presidente, no puede defender abiertamente el viejo bipartidismo y pedir el voto», se lamentaba en las redes sociales. Desde que es vicepresidente, nada han dicho Podemos ni Iglesias de Tezanos. En el último CIS, incluso, Podemos con sus marcas regionales ya es tercero.
9. De Vallecas a Galapagar
Este viraje de Pablo Iglesias en estos años no puede estar completo sin el símbolo con el que comenzó todo: el cambio de un pequeño piso de su tía abuela en Vallecas por un gran chalé en Galapagar. Errejón, Teresa Rodríguez, Kichi y muchos militantes de base nunca lo entendieron. Sobre todo, cuando unos meses antes se vanagloriaba de que lo realmente peligroso era «el rollo de los políticos que viven en chalés”. «Los políticos deben fijar su residencia en un lugar en el que sepan lo que es coger el transporte público». «¿Darías la política económica a quien paga 600.000 euros por un ático?». Él e Irene Montero lo pagaron. Eso sí, ninguno lleva la política económica del Gobierno… por ahora.