Así como cada día tiene su afán, cada campaña tiene su circo. ¿Recuerdan a Ruiz Mateos vestido de Supermán o a Gil susurrándole “Y tal y tal” a su caballo Imperioso? Ah, benditas e inocentes humoradas que nos recuerdan a los pobres electores que la política es, en la mayoría de los casos, un circo y no precisamente aquel que alegraba sempre el corazón. Por eso se agradece la nota de color en campaña – España está siempre en campaña, decía un amigo mío que jamás transigió comer jamón con pan con tomate ni tortilla de papas con cebolla – y vemos felices que hay quien se está ocupando en proporcionárnosla. Ahí tienen a nuestra entrañable Yoli, ministra de cosas chulísimas, que, una vez eclipsada de la foto comunista Irene Montero con su banda de la tarta, encabeza la lista de jaimitadas para deleite, chanza y regodeo de niños y abuelos, propios y extraños e incluso salesianos y maristas. Con lo de la herencia de veinte mil chuchas a los jovencitos con acné juvenil en el currículum se ha coronado. Diga usté que sí, Mari Yoli, que veinte mil leuros así, sin anestesia, a todo jovenzuelo, jovenzuela o jovenzuele entregados por la filomena son el mejor acicate para incentivar trabajo, espíritu emprendedor y la competitividad. A mí incluso me parece poco. Lo suyo sería echar a los padres de sus casas y entregárselas a los vástagos. Total, están instalados en el sofá de muchas de ellas hasta el punto que muchos se confunden con la tapicería del mismo. ¿Y los padres? Pues a trabajar hasta los ochenta, so vagos, que sois casta y heteropatriarcado. Usted, avisado lector, se preguntará quién acabaría pagando este enorme rasgo de humor de la Yoli vestiditos. Lógicamente, los perversos millonarios que se pasan el día nadando en sus piscinas de monedas como el Tío Gilito. Y si no, se le sube la cuota a los autónomos, que vaya fachosos están hechos, y asunto resuelto o resolvido, que diría Yoli.
Lo peor es que es la de las herencias todavía es ministra del Gobierno de España y la otra fue portavoz parlamentaria hasta hace nada de la tercera fuerza parlamentaria en el Congreso
De todos modos, y aunque el circo de tres pistas de esta representante de la izquierda sea buenísimo no puede ni compararse con el organizado por Macarena Olona, la ex de Vox. Uno duda entre dos teorías respecto a esta mujer. Una, se ha dado con un poyete en la cabeza o, dos, pretende convertirse en una candidata al estilo del humorista francés Coluche, que se presentaba a las elecciones hace décadas prometiendo que iba a reconvertir el metro durante las horas en que estuviese cerrado en una casa de putas, con perdón.
No se asombren, porque, al presente, Olona ha convocado su arranque de campaña en una casa de señoras de esas que fuman y llaman de tú a los hombres, en carpetovetónica definición. Macarena ha anunciado en las redes a bombo, platillo y cubata que el evento tendrá lugar en la conocida casa de lenocinio granadina “Club Sala Geisha”, asegurando que se contará con la presencia de las señoras que allí trabajan y no nos referimos a las de la limpieza. Amos a vé. ¿Una dice que impondrá la herencia de veinte mil leuros a cualquier pollastre y la otra arranca su campaña en un puticlús? ¿Really, George? Señoras y señores, hasta aquí llegaron las aguas en Valencia y hasta aquí ha llegado mi paciencia. Porque estamos en España tras el quinquenio quinqui de Sánchez como para astracanadas. Lo peor es que es la de las herencias todavía es ministra del Gobierno de España y la otra fue portavoz parlamentaria hasta hace nada de la tercera fuerza parlamentaria en el Congreso. No es circo, es casa de ludibrio, fornicio, mandangüelas y chingamientos diversos. Ya lo decimos en mi tierra, a casa de maturrangues no hi vagis a buscar gangues.