Tonia Etxarri-El Correo
Finalmente, Santiago Abascal se queda sin debate y Pedro Sánchez ha visto frustrado su plan. Quería polemizar en la televisión frente a los tres candidatos del centro derecha, a los que quería encuadrar como el bloque de los «ultras». Difuminados en uno solo. Por obra y gracia de la Junta Electoral Central que, tirando del artículo 66 de la Loreg, se permite dirigir el formato de las televisiones privadas, Sánchez ha podido corregir su error inicial con TVE. Porque había despreciado inicialmente la invitación de la televisión pública, en beneficio de A3 Media, porque él quería debatir con Vox.
No es que le hubiera dado un ataque de pluralismo sino que, como acabó reconociendo su mano derecha, José Luis Ábalos, se trataba de «una estrategia electoral interesada». La idea de debatir con Vox partió de La Moncloa. Son todo cálculos. Y calcularon que un formato que situara al candidato socialista frente a los tres adversarios de centro derecha, además del portavoz de Unidas Podemos diluido en su discurso contra el capital pero sumiso con el PSOE, le podría situar a Sánchez en ese espacio de centro que ahora reivindica. La foto de Colón (qué miedo) frente a la alternativa del socialista, dispuesto a pactar con los independentistas. Aunque no lo diga. Pero la decisión de la Junta Electoral Central de impedir que se realice un debate que incluya a Vox, por no tener representación en el Congreso, ha alterado los planes de Sánchez. Y le ha situado en la casilla de salida. Justo en el ente que había despreciado hace unos días para hacer de la necesidad virtud y ahora deshacerse en elogios sobre la televisión pública.
Porque a Sánchez, en realidad, no le interesan los debates en esta campaña. Mucho menos los cara a cara, donde no tiene nada que ganar. Ya nada tiene que ver con el Pedro de la oposición que decía que Rajoy «no merece ser presidente de Gobierno» por rechazar un debate. No. Ahora Sánchez va sobrado. No le conviene que sus opositores le recuerden sus incoherencias. Ni su silencio ante los ataques que los tres candidatos han sufrido en esta campaña. Por ejemplo. Participará, finalmente, en el debate de TVE. Sólo en ese.
Les ha dejado colgados a los de la cadena privada en donde mantienen su oferta de debate adaptado. Los tres grandes van a ir. Sánchez, en principio, no. Vaya papelón el de quien esté llevando este negociado desde Moncloa. Se está cubriendo de gloria con tanto volantazo.