EL PAÍS 03/07/16
· Los participantes, muchos de los cuales solicitan otro referéndum, piden la permanencia de Reino Unido en la UE
Los perdedores del referéndum del Brexit han invadido el centro de Londres para tratar de evitar que la salida de Reino Unido de la Unión Europea se haga realidad. Una multitud partió pertrechada con pancartas, banderas y globos a media mañana de Park Lane en dirección a Westminster. Los organizadores cifraron en 40.000 los participantes de la marcha que recorrió el centro de Londres. Mientras, la reina Isabel II pidió en el Parlamento escocés “calma” ante “la velocidad extraordinaria” de los acontecimientos. La decisión de los británicos de romper con Bruselas, ha sumido al país en una crisis política y económica.
El primer ministro, David Cameron ha dimitido y el partido conservador en el Gobierno, así como la oposición laborista se consumen en luchas intestinas por el liderazgo. A la bronca política, se le añade el desafío territorial que plantean los escoceses, que votaron mayoritariamente a favor de permanecer en la Unión y aspiran a hacer efectiva su voluntad al margen de Londres.
En las calles de Londres, los manifestantes pedían elecciones y un segundo referéndum por considerar que el primero se celebró basado en mentiras de los políticos euroescépticos. Diez días después del referéndum que cambió el curso de la historia de Reino Unido y de toda Europa, son muchos los británicos instalados aún en la fase de negación de una realidad que les espanta. El cantante Bob Geldof se dirigió a la multitud al terminar la marcha y les pidió que trabajen para impedir la salida de la UE: “Tenemos dos años”, dijo. “Tenemos que organizarnos, organizar a los que nos rodean y utilizar todo nuestro poder individual para parar la destrucción total de este país”.
«No es demasiado tarde. Aún no han apretado el botón del artículo 50 [el que inicia el mecanismo de salida de la Unión]. No es imposible un segundo referéndum, sostiene Robert, que sostiene una pancarta en la que se lee «Brexshit», un juego de palabras con el que Tubb quiere dejar clara su opinión de que la idea de salir de la UE es una «mierda».
«En este momento puede pasar cualquier cosa. Los políticos nos han metido en este fiasco por su propio interés y ahora se largan», dice Gen Williams, una joven con chupa de cuero de cremalleras amarilla, de 33 años, que trabaja en la industria musical, en alusión al primer ministro y a Boris Johnson, principal defensor del Brexit en el campo conservador y que ahora también se retira. «No sé qué vamos a hacer. Nuestras bandas hacen giras de cinco días por Europa, si a partir de ahora necesitamos visado va a ser muy difícil». Williams no cree que marchas como la de este sábado vayan a forzar un cambio radical, pero piensa que “hay que mantener la presión. Ahora mismo nadie tiene un plan y lo cierto es que la mitad del país está en contra de este caos”.
Un país partido
La votación del Brexit, que ganaron los partidarios de desgajarse la Unión por un 51,9% ha partido al país en dos, como reconocen los líderes políticos que en los últimos días han hecho un llamamiento a la unidad y la reconciliación. Una de las fisuras que ha salido a flote tras la consulta es la brecha generacional entre unos jóvenes que dan por hecho la pertenencia a la Unión Europea y las generaciones de mayores que añoran tiempos pasados y que sienten que no tienen ya mucho que perder. James Mears, un joven de Nottingham de19 años, que descansaba un rato en un margen de la marcha dice que “aún hay unas cuantas cosas que quiero hacer en la vida. Quiero viajar y trabajar fuera”, se queja este joven que porta una cartel n el que se lee: “Vuestro error es nuestro futuro”.
Las pancartas de la marcha daban una buena idea de lo que pasa por la cabeza de esta otra mitad del país. “¡Parad esta locura!”, se leía en una. “Mis cuatro abuelos lucharon en la Segunda Guerra Mundial. Tres de mis tíos abuelos fueron trasladados a campos de concentración. Por eso he votado quedarme”, rezaba otra. “No al Brexit sin elecciones generales”, se leía en un tercero. «Quiero que mi continente sea parte de este país», decía un tercero. Y el ya clásico «I will always love EU», haciendo un juego de palabras con la canción de Whitney Houston.
Mientras, en Edimburgo, la reina pedía durante la apertura de la legislatura “calma” en un mundo cada vez más “complejo y exigente”, en su primera intervención tras la votación del referéndum. “Preservar la capacidad de mantener la calma puede ser duro en ocasiones”, dijo en el Parlamento escocés. La reina ha evitado en los últimos meses pronunciarse sobre la conveniencia para Reino Unido de pertenecer a la UE.