Editorial, DIARIO VASCO, 14/7/11
El resultado electoral es la expresión de una última oportunidad que la sociedad vasca ha concedido a ETA para que desaparezca definitivamente
El contenido del comunicado que ETA ha dado a conocer seis meses después de su declaración unilateral de alto el fuego general, permanente y verificable, no aporta ninguna novedad relevante y sigue sin comprometer la desaparición definitiva de la organización terrorista. ETA trata con su comunicado de seguir ocupando un espacio y un protagonismo político que la sociedad vasca, incluida la propia izquierda abertzale, ya no le conceden. Pretender seguir manteniendo la condición de agente político influyente, mientras no renuncia definitivamente a la violencia terrorista, constituye una contradicción insalvable que ETA no está ya en condiciones de mantener. Y mucho menos si pretende perpetuar su existencia como garante de la evolución de un proceso político en cuyo rumbo y desarrollo no podrá participar y tampoco intervenir, si no es a costa de comprometer seriamente la viabilidad de la apuesta de la izquierda abertzale por las vías exclusivamente pacíficas y democráticas.
ETA revela en su último comunicado una nula actitud autocrítica que está en el origen de un análisis de la actual situación política vasca que contiene escasos puntos de conexión con la auténtica realidad derivada del balance electoral del 22M. Sobre todo, porque el excelente resultado alcanzado por Bildu, lejos de constituir un respaldo a la estrategia encarnada por ETA, representa en todo caso un aval a la voluntad explicitada por la izquierda abertzale de poner fin a su eventual respaldo futuro a un hipotético regreso de la organización terrorista a la violencia. En consecuencia, el resultado de la reciente cita electoral, es la expresión, en todo caso, de una última oportunidad que la sociedad vasca ha decidido conceder a ETA para que desaparezca definitivamente, sin empeñarse con su persistencia en arriesgar la viabilidad del proyecto político de la izquierda abertzale. Si alguna batalla ha ganado el conjunto de la sociedad vasca en las recientes elecciones forales y municipales ha sido la de la exigencia de una desaparición definitiva de ETA y es la organización terrorista la que debe asumir ahora la responsabilidad de responder a este mandato de manera unilateral e inequívoca.