Victoria Prego, EL MUNDO 20/12/12
A partir de aquí, que cada uno cumpla con su obligación. Una vez que estos dos líderes catalanes han firmado un acuerdo para la secesión, que no otra cosa es este pacto -y lo de menos es la consulta- hay que tomar posiciones y que cada cual sea responsable de lo que hace o de lo que deja hacer. Y eso incluye a personas y a instituciones. En primer lugar, al Gobierno y al Partido Popular. Pero, con la misma exigencia, a los demás partidos y de modo especialísimo al PSOE. Los líderes socialistas tienen que fijar posición, y dejarla bien clara, sobre los aspectos esenciales -no los secundarios del plan para la independencia presentado ayer por Junqueras y Mas. Están históricamente obligados a salir a la palestra a decir lo que les parece esto que acaba de firmarse y cómo piensan actuar ante ello. Ni Carme Chacón, ni PereNavarro, ni Rubalcaba, ni siquiera Felipe González, pueden ponerse de perfil y esperar a que pase la bola. Porque esta bola no pasa y porque lo que se dibuja en el horizonte es un escenario de extraordinaria tensión y pésimas consecuencias.
Pero también hay que reclamar perentoriamente que se pronuncien los empresarios catalanes, ésos que han estado meses pegándose al terreno y guardando silencio para no comprometer el futuro de sus compañías. Pues ya tienen aquí el diseño de ese futuro.
Si les preocupa lo que pueda suceder, deben decirlo en público y con la misma claridad que se pide a los políticos. Ellos también están obligados, porque sólo se podrá intentar evitar a tiempo mayores daños cuando se decidan a hablar con contundencia quienes asisten espantados a la deriva de este gobierno, que es el gobierno de ERC y no de CiU. Porque lo que ayer firmó Mas supone la renuncia de su partido a su programa, a su trayectoria y a sus electores tradicionales.
No menos responsable es el resto de la sociedad catalana. Todo lo que este gobierno suicida emprenda a partir de ahora sin encontrarse con la protesta ciudadana no será imputable únicamente a sus irresponsables políticos. Si la ciudadanía se deja arrastrar sin oposición a este disparate de experimento socialista radical al tiempo que es empujada hacia el barranco institucional, serán los mismos catalanes los autores de su suerte.
Porque lo que es seguro es que un Estado nunca asistirá pasivamente a su propio desmembramiento. Eso no existe en el mundo y España no es una excepción. Quien pretenda otra cosa, o no sabe nada o está engañando a su pueblo. Ya se ha dicho aquí varias veces: este escandaloso montaje es decisión de unos políticos que saben que no van a lograr otro objetivo que el conflicto y el fracaso. Y eso sí que evidencia una total falta de escrúpulos.
Victoria Prego, EL MUNDO 20/12/12