Alberto Surio-El Correo

  • Ni PSOE ni Unidas Podemos han terminado de empastar un relato atractivo sobre la coalición progresista, única fórmula que tienen para seguir en el poder en una próxima legislatura

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido la continuidad y la vigencia de la ‘coalición progresista’ entre Unidas Podemos y el PSOE. La apelación del presidente intenta contener la espiral autodestructiva alentada desde la propia izquierda en el poder con determinada sobreactuación ante la crisis provocada por la aplicacion de la ley del ‘solo si es si’ y sus ‘efectos indeseados’, hábilmente explotada por la oposición conservadora.

No nos referimos en este caso a la estrategia ruidosa de la derecha sino a los problemas de origen que sigue teniendo la izquierda para articular un relato más atractivo, mas seductor y más movilizador sobre su gestión en el Ejecutivo, que ofrezca una narrativa más emocional a sus propias expectativas. Si nos ponemos literarios y recordamos a García Márquez diríamos que ‘el coronel no tiene quien le escriba’.Todavía.

Los partidos del Gobierno no lo han hecho con suficiente celo o lo han llevado a cabo a remolque. Unidas Podemos, de entrada, porque no termina de despejar cómo piensa articularse este espacio a la izquierda de la socialdemocracia en lo orgánico y electoral ni qué mimbres va a tener la coalición entre ‘Sumar’, Podemos e Izquierda Unida. La impaciencia y las prisas están detrás de algunos de los más serios errores de la gestión de los morados en el poder y que, por ejemplo, han dejado al descubierto una gran brecha generacional en el movimiento feminista y el de los derechos LGTBI.

Si desde Unidas Podemos la única que realiza un discurso proactivo en favor de la coalición es casi Yolanda Díaz,, qué decir del Partido Socialista, que no solo no siente entusiasmo por la fórmula, sino que en el fondo aún la sigue, al menos en un amplio sector, detestando, la acepta como mal menor y responsabiliza a su aliado de inmadurez y de la eterna adolescencia que padece la izquierda que no quiere crecer. En ambas formaciones subiste una arrogante visión de sentirse superior al socio. A su vez, la rapidez táctica de Sánchez al pasar en 24 horas de no poder dormir junto a Pablo Iglesias de vicepresidente a consumar el primer gobierno de coalición desde la II República en tiempo récord aún desconcierta. Las críticas a la frágil credibilidad del presidente tienen que ver con estas metamorfosis milagrosas.

En la recta final de Sánchez PNV y EH Bildu le van a sacar de muchos apuros en el Congreso

La polémica portla ley del ‘solo sí’ es sí deja tocado al Gobierno que necesita sobrevivir hasta el final de la legislatura, pero puede ser también una oportunidad para darse cuenta de que es la coalición es la única posibilidad que tiene el centroizquierda de conservar el pooder. Núñez Feojóo, que acaba de exhibir su perfil ‘centrista’ al señalar que da por buena la ‘constitucionalidad’ de la ley de plazos del aborto de Zapatero, que tanta retórica a la contra alimentó en el PP de la época, lo tiene claro.

El día a día irá despejando las contradicciones. La determinacion del presidente para reformar los aspectos más controvertidos de la ley intentan corregir el rumbo errático que se ha visualizado tras las revisiones de algunas condenas. Todo ello asunque se mantenga el compromiso de conservar en el corazón de la norma el ‘principio de consentimiento’ -las relaciones sexuales no basadas en la aceptación serán consideradas agresiones- pero a la vez incluir en ese tipo penal el agravante de violencia o intimidación si se produjese para que sean interpretdas por el juez en el grado alto del escalafón de la horquilla de las penas.

Feijóo quiere aproximarse al PNV y los canarios, consciente de que le pueden resultar claves

La cuestión de fondo es o el Gobierno de coalición sale de esa burbuja de endogamia con desgaste o va literalmente a un previisble naufragio electoral al enquistarse en un choque de posiciones que provoca una gran decepción en el sector de la sociedad más progresista. Sobre todo en un momento en el que la derecha está hipermoviizada para desbancar del poder a un Sánchez al que ha caricaturizado hasta el extremo como un hombre sin principios que se amarra al poder a toda costa. El PSOE, consciente de la erosión que puede provocar esta situación, está dipuesto a salir a la ofensiva. En este contexto, el PNV puede convertire en el salvavidas de Sánchez en asuntos claves como la ley Mordaza y la del ‘sí es sí’, con un respaldo a las propuestas más moderadas frente a las tesis de Podemos. E, incluso, EH Bildu le puede sacar de unos cuantos apuros al presidente en el Congreso desmarcándose de la hipergestualización de ERC. Vivir para ver. No perdamos de vista el horizonte. Feijóo quiere seducir al PNV y a los canarios, consciente de que sus votos pueden ser claves para no depender de Vox. Ese va a ser el trabajo de Borja Sémper en Madrid. Y los nacionalistas vascos, cada vez más cansados por la displicencia del presidente, se van a dejar querer. Al tiempo.