José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL 6/7/2011
Si Rubalcaba acorta distancias y los conservadores ganan sólo por mayoría relativa, asistiremos a la representación de una doble e implacable oposición: en el Congreso y en la calle.
Está ocurriendo lo que era de prever: así se olfatea la victoria electoral del PP, la calle comienza a constituirse en el escenario de una oposición a los conservadores que el PSOE no es capaz, directamente, de ejercer. Parece ya muy claro que el Movimiento 15M es un fenómeno social sólo encuadrable, en cuanto a sus propuestas de carácter político, en la izquierda. El recorrido de los indignados el pasado domingo juzgando y condenando a la banca, al ministerio de Cultura y, precisamente, al Gobierno regional de Madrid (PP), demostraría que la transversalidad de la ira de estos ciudadanos se desequilibra y se focaliza en las instancias más próximas a la derecha.
¿Qué decir del desfile sabatino del Orgullo Gay celebrado en Madrid? La reivindicación de que el PP retire el recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley de matrimonios homosexuales fue el hilo conductor de los discursos y manifiestos que se leyeron.
Por lo demás, desde las filas socialistas -en el guión ya de la campaña de Pérez Rubalcaba– se va conformando un discurso populista que dice prestar oídos al 15M (sería de “necios” no escucharlos. según el candidato del PSOE), que arremete contra la banca en sintonía con las consignas callejeras y que envía a sus representantes a toda manifestación pública, como ha vuelto a ocurrir en la jornada principal de las varias que constituyen la celebración del Orgullo Gay (no faltó Bibiana Aído). Por el momento, estamos en la sintomatología, en el tanteo, en los prolegómenos, que apuntan sin duda a que la recepción a los populares en la calle -sea en otoño, sea en marzo- será dura y desafiante. Cuando la maquinaria política de la izquierda no funciona -y la del PSOE está demasiado averiada- se recurre subsidiariamente a la agitación y la propaganda.
Si Rubalcaba acorta distancias y los conservadores ganan sólo por mayoría relativa, asistiremos a la representación de una doble e implacable oposición: en el Congreso y en la calle
En este contexto debe insertarse la formación de una plataforma (otra más) de “artistas e intelectuales” que si hace cuatro años eran partidarios de Zapatero ahora no lo son pero siguen apostando por una alternativa al PSOE y a IU. Como no la hay, esas plataformas, en el fondo, lo que buscan es la movilización del voto contra el PP. Están en ellas desde Manuel Rivas a Almudena Grandes, desde Luis García Montero hasta Eduardo Mendicutti pasando por el inevitable Juan Diego Botto o el hiperactivo magistrado jubilado del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín. Obviamente, esta plataforma está conectada con el 15M y enlaza con figuras claramente vinculadas al PSOE. El hecho de que se muestren decepcionadas con Zapatero no implica que no se incorporen a un llamamiento “útil” del voto, es decir, al PSOE o a Izquierda Unida.
Volvemos así a comprobar las pautas de actuación de la izquierda: su acción política se diversifica. Se desarrolla en el ámbito institucional, pero jamás se descarta la movilización en la calle cuando flaquea la fortaleza orgánica y, en último término, se busca la capacidad de referencia de determinadas personalidades del ámbito del espectáculo y la literatura -y eventualmente otros- para reforzar la estrategia. En ello estamos y estaremos aún más al regreso de este caluroso estío.
Conclusión: si el PP gana con mayoría absoluta las legislativas y actúa con rapidez en las reformas más urgentes, tendrá chance. Si Rubalcaba -y en ello cifra toda sus esperanzas- acorta distancias y los conservadores ganan sólo por mayoría relativa, asistiremos a la representación de una doble e implacable oposición: en el Congreso y en la calle, a la que tampoco se sustraerán las Centrales Sindicales, cuyos secretarios generales no se privarán, y lo harán pronto, de echar su cuarto a espadas para evitar una victoria aplastante del PP. En definitiva, que a los populares se les abrirán muchos frentes en el otoño, porque la peor hipótesis para la izquierda se dibuja ya en el horizonte: una mayoría absoluta histórica de la derecha. El PP tendrá que sudarla. Y mucho.
José Antonio Zarzalejos, EL CONFIDENCIAL 6/7/2011