El problema no está en la eficacia antiterrorista, que la hay, sino en la «transversalidad» que tanto han alabado los socialistas, porque, al final, no se sabe donde están, si aquí o allí. Problema de ser transversal, cuando la gente necesita firmes referencias, más en estas cuestiones tan dramáticas.
El sábado pasado fue un día muy complejo en el que los acontecimientos se agolparon y nos mostraron en muy pocas horas cómo están las cosas de enrevesadas. Mientras los de Bildu, en su presentación, se arrancaban con una festiva kalejira a los sones de una Internacional de heroica y trágica letra -durante muchos años no he dejado de mirarme la tripa cuando llegaba a la estrofa que dice eso de «famélica legión»- , los de ETA, en Francia, ante un control rutinario le pegaban un tiro a un gendarme. Afortunadamente, el agente está fuera de peligro.
Era muy previsible la reacción que iba a tener la izquierda abertzale. Sortu ha desaparecido del mapa. El sector más abertzale de Bildu osa calificarlo de «incidente» para echar la correspondiente inculpación a los Gobiernos español y francés y pedirles que declaren una huelga policial. Pero lo cierto, lo que quedó claro, es que la critica en el Kursaal el sábado se la llevó con especial dureza Rubalcaba, el Gobierno socialista, y sus lupas incapaces de encontrar la X de los GAL. El envoltorio festivo de un final con kalejira no escondió la naturaleza de un discurso muy duro y, por consiguiente, lo que Bildu puede acabar siendo, aunque no se descubriera en el aforo ninguna personalidad representativa de la vieja Batasuna.
Por si fuera poco, en Madrid, la manifestación de víctimas del terrorismo criticaba a Rubalcaba y al Gobierno por lo del Faisán y por toda aquella negociación que tan malos lodos trae precisamente ahora, cuando la acción de Interior ha dejado a ETA en fase agónica. Quién iba decir que precisamente ahora, cuando por enésima vez han descabezado a ETA, iba a estallar la negociación de 2006. Pero es que esos logros policiales se enturbian con inoportunas declaraciones, como las del PSE complicándose la vida, asumiendo la postura de los siete jueces que disienten de la sentencia del Supremo sobre Sortu pocos días antes de que ETA le pegue un tiro a un gendarme. ¿Por qué tiene que apadrinar a alguien que ante el atentado al gendarme se esconde?
Y en el mismo día en que se presenta Bildu y se manifiestan las víctimas del terrorismo se reúnen Rubalcaba y Ares en las instalaciones de la Ertzaintza en Erandio a anunciar y dejar claro que no sólo va a haber una, sino dos lupas, para vigilar las listas de esta nueva formulación electoral en un ágil movimiento previsor ante la manifestación de víctimas del terrorismo en Madrid.
Esfuerzo vano, aunque necesario, pero no suficiente. Porque el problema no está en la eficacia antiterrorista, que la está siendo en la actualidad, sino en la «transversalidad» que tanto han alabado los socialistas y por la que, al final, no se sabe donde están, si aquí o allí. Problema de ser transversal, cuando la gente necesita firmes referencias en las que confiar, y más en estas cuestiones tan dramáticas y emotivas. Por eso, por la transversalidad, porque no se sabe dónde están, va la gente y se las dan del derecho y del revés.
Eduardo Uriarte, EL PAÍS, 12/4/2011