Teodoro León Gross-ABC

  • Sánchez ha entendido que Franco es su mejor aliado, un inmejorable aliado

Ayer Pedro Sánchez desveló por qué, sin duda a su pesar, había tenido que ausentarse del homenaje en Valencia por las víctimas de la dana: él preparaba un acto mayor para homenajear a las víctimas del franquismo. Ahora se entiende todo: el gran líder antifranquista debía estar en su sitio para plantarle cara al régimen totalitario sin permitir que se llegue a cincuenta años desde la muerte del dictador en la cama, y va a hacerlo con la bandera de ‘España en libertad’. Ahí está el tío, con un par que ni el caballo de Espartero. El Sánchez más corajudo, de hechuras heroicas, va a enfrentarse a la dictadura para rescatar a sus víctimas con todos los honores. Exhibiendo unas agallas a prueba de casi todo, incluso anunció que el próximo año habrá un centenar de actos «que van a inundar nuestras calles» para poner en la picota el final del franquismo. Uno cada tres días, ¡homérico! Sánchez, como si no hubiera un mañana, desafiará así a la dictadura para aparecer como paladín de la conquista de las libertades.

Todo es, claro está, una impostura magistral, marca de la casa. Sánchez va a homenajear el triunfo de la Transición desde un Gobierno manifiestamente hostil al Régimen del 78, aunando a quienes dieron el golpe del 1-O de 2017 contra el orden constitucional, a los albaceas de ETA en Bildu tras más de ochocientos asesinatos, incluyendo decenas de niños como en el atentado contra la casa cuartel de Santa Pola ya en este siglo («Memoria es democracia», presumía ayer, después de dictar el olvido oficial de las víctimas para la compra de los votos abertzales), a un partido como el PNV ajeno a la España constitucional y, por supuesto, a Podemos o su excrecencia de Sumar, que son los que acuñaron el Régimen del 78 para desacreditar el éxito histórico de aquel proceso que tratan de reescribir. Con esos aliados bautizados como Frankenstein por Rubalcaba –el último gran socialdemócrata antes del aquelarre sanchista convirtiendo al PSOE en el Partido Sanchista Objetor de España– Sánchez se postula como depositario de la conquista de la democracia.

Si bien se mira, no es extraña la inocultable fascinación de Pedro Sánchez por Franco, al que exhumó de algo más que la tumba. Sólo podía deslumbrarle el éxito de aquella operación de las dos Españas barriendo a la otra media con un cordón sanitario para diseñar una sociedad a su medida, deshumanizando a los rivales, construyendo un aparato de propaganda con medios sólo afines (Prensa del Movimiento, qué idea tan sanchista) y aceptando solo un Parlamento o un Poder Judicial como correa de transmisión… En todo caso, Sánchez ha entendido que Franco es su mejor aliado, un inmejorable aliado. Por eso no está a víctimas menores como la dana o incluso ETA, y lo suyo ahora pasa por echarse la dictadura a la espalda y convertirse en el gran líder del antifranquismo, siquiera 49 años después del franquismo. Esto es lo que hay. Y ya va del Frankenstein al Franconstein.