ABC 02/07/16
RAMÓN PÉREZ-MAURA
· Ahora sólo tienen que preguntarse por qué un votante miente a los institutos de sondeo
JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero sigue siendo un político que marca nuestra actualidad cada día. Por más que algunos puedan creer que ya ha desaparecido de la escena, su legado es tan perdurable como dañino. Vean ustedes la frase de su Jemad, José Julio Rodríguez, afirmando que «es peligroso que la mitad de los electores no crean en la ética». Tamaña afirmación ya fue glosada ayer en las páginas de ABC. Pero lo que a mí me gustaría reseñar es de dónde ha recibido Rodríguez la «auctoritas» para poder hablar de ética. Y como no la encuentro en ningún sitio sólo me queda concluir que lo que él tuvo fue una potestad que le dio Zapatero y que encaja perfectamente en Podemos. Porque todo lo que rodea a esa formación –hoy titubeante– tiene su origen en los siete larguísimos años de gobierno del presidente leonés.
Zapatero dejó al PSOE «fané y descangallado», con Pérez Rubalcaba obteniendo el peor resultado de los últimos 35 años de historia socialista. Pero el germen de problemas aún mayores estaba dentro. Bajo el liderazgo de Pedro Sánchez vivimos el auge de Podemos, gestado desde los medios de comunicación favorecidos por el zapaterismo de forma escandalosa. Como quiera que tanto Pablo Iglesias como Pedro Sánchez eran productos de la misma paternidad intelectual –digámoslo así exagerando un poco–, era inevitable que esto se tradujese en competir por el mismo territorio ideológico. Los hijos putativos de Zapatero amanecieron un día declarándose «socialdemócratas» y los hijos legítimos, los del PSOE, empezaron a jugar en su terreno populista. Lo que, como bien ha advertido Nicolás Redondo Terreros, es la mejor estrategia para que Podemos un buen día gane las elecciones.
Como Iglesias y todos sus compañeros de viaje –por más que en esta hora estén peleados– han heredado de Zapatero el creerse en posesión de la verdad, su reacción al contratiempo electoral ha sido de lo más divertido que hemos visto en la política europea desde los tiempos de la Unión Soviética. Alguna voz ligeramente descarriada, como José Julio Rodríguez, ha hecho un análisis propio del realismo mágico. Pero el resto de sus camaradas han optado, como buenas mentes comunistas, por el realismo científico. La crónica ayer en ABC de Víctor Ruiz de Almirón era un buen ejemplo de ello: «El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, durante su ronda de contactos ha redactado un documento a modo de cuestionario para conocer cuáles fueron los errores que condujeron al fiasco electoral del 26-J. Este texto fue trasladado ayer a la Secretaría de Organización de cada territorio para “tener una visión concreta por comunidades de análisis postelectorales”. El documento se mandó a todos los territorios para que participen también los círculos sectoriales del partido (…) El documento, titulado “Análisis colectivo de los resultados y la campaña del 26-J”, se unirá al estudio demoscópico que está elaborando Carolina Bescansa». Verdaderamente notable. Van a hacer este sesudo informe científico para averiguar de qué fue de lo que no se enteraron. Yo les sugiero que se lo ahorren y se lo cuento: el pueblo español ya conoce su sectarismo y su incapacidad para gobernar allá donde tocan poder. Y es por eso por lo que Pablo Iglesias se anticipó ayer al estudio de realismo científico y apuntó que les tienen miedo. Ahora sólo tienen que preguntarse por qué un votante miente a los intitutos de sondeo diciendo que va a votar a quien no piensa hacerlo.