Otra que busca notoriedad
Alguna vez he pensado que el rasgo de carácter más acusado del buen pueblo español es el horror a la excelencia, una actitud horizontal que afecta a tirios y troyanos. También al partido de la oposición, especialmente cuando estaba gobernado por el par inenarrable que formaban Pablo Casado y Teodoro García Egea, baste recordar como trataron a lo mejor que tenían en existencias: Isabel Díaz Ayuso, y Cayetana Álvarez de Toledo.
Claro que en este asunto es preciso reconocer que el tópico de que el PSOE es el partido que más se parece a España no carece de fundamento. Para evaluar a cualquiera de los suyos hay que examinar el tratamiento que le dan Sánchez y la cuadrilla y multiplicar por -1. Valga esto para sostener la idea de que nunca me pareció un líder deslumbrante Emiliano García-Page, un político de amagar y no dar, inclinado a anunciarse con grandes voces que luego se quedaban en el parto de los montes.
Sin embargo, hay que preguntarse comparado con qué y aquí ya asoma alguna ventaja del líder castellano-manchego. Él es el único barón socialista que ha ganado las dos últimas elecciones en su región por mayoría absoluta. Es un espejo desfavorable para ese perdedor sin escrúpulos que es Pedro Sánchez (©Cayetana AT) que tiene como una de las claves de su éxito el principio de los líderes mediocres: escoger a sus colaboradores siempre por debajo de su rasero.
Por esa razón eligió a Mª Jesús Montero como su vicepresidenta primera y su número dos en el partido. Ya la había probado en otro cometido para el que también estaba discapacitada: el de portavoz del Gobierno. Era una portavoz a la que solo le faltaba hablar, aunque en esto no quisiera hacer sangre. Todas las elegidas por Pedro Sánchez han estado muy entonadas: Isabel Celáa, Mª Jesús Montero, Isabel Rodríguez y Pilar Alegría. Madre mía.
La número dos del partido y del Gobierno ha salido en tromba, que es como suele, a descalificar a García-Page, acusándolo de buscar notoriedad, “en una estrategia en la que la notoriedad se hace a partir de la discrepancia”. No acierto a imaginar qué notoriedades tiene en la cabeza esta criatura que no se basen en la discrepancia. En el rebaño solo destaca la oveja negra, esto puede entenderlo hasta ella.
Total que el presidente de Castilla-La Mancha ha hecho declaraciones más críticas de lo que el partido puede soportar y todo permite suponer que le espera un futuro como el de Fernando Savater en El País. Dijo nuestro héroe que el PSOE se ha colocado en el extrarradio de la Constitución. Oscar Puente ha respondido que es García-Page el que está en el extrarradio del partido, posición que es perfectamente compatible con estar dentro de la Constitución. No era para tanto, piensa uno. Es el sectarismo socialista el que lo que está convirtiendo en un general della Rovere de nuestro tiempo: “O sea que si yo me reúno con Puigdemont me aplauden, pero si me reúno con el presidente de Andalucía se disgustan.” Ya ha comprendido la lógica perversa de sus camaradas, más tolerantes con el delito que con la discrepancia.