Denominaciones

Luis Daniel Izpizua, EL PAÍS, 4/8/2011

Los bilduinos de San Sebastián dicen que no hay dinero y que se acabaron los macroproyectos, hasta los que salen gratis. Guerra a lo macro, y defensa de lo euskaldun y popular.

Así como a los militantes y simpatizantes del PNV los denominamos peneuvistas, a los de PSE socialistas o sociatas y a los del PP peperos, pienso yo que algún tipo de denominación tendremos que aplicarles a los militantes de Bildu. De momento, oscilamos entre referirnos a ellos como «los de Bildu» o sumirlos en un marasmo en el que se mezclan abertzales, batasunos y términos menos agradables. Y no puede ser, de modo que me he puesto a la tarea, y sin apenas esforzarme me han asaltado dos denominaciones, dos, entre las que me cuesta decidirme. Bilduinos, esta es una, fruto de una derivación en la que a la raíz «bildu» le añadimos un sufijo muy común para formar gentilicios, como, por ejemplo, en «bilbaíno» -con perdón- o también en «beduino», palabra en la que el sufijo completa a una raíz de origen árabe -bedaui o badawi– que significa morador del desierto. Es un hecho que hay bilbaínos que son además bilduinos, pero me cuesta más ver la posible relación de estos últimos con los beduinos, ya que el nomadismo de estos no parece que les vaya mucho a aquellos, devotos de la fijación hasta en las ideas. Queda, eso sí, lo del desierto, o basamortu, sobre lo que volveremos.

La otra denominación que me abordó para referirme a ellos fue la de bildularis. Recordaré que el nuevo sufijo figura en palabras como txistulari, txirrindulari o segalari, y señala al agente activo de una práctica que viene indicada en la raíz. Bildularis serían, por tanto, los que se dedican a hacer «bildu», esto es, a recoger, unir, actividad que parece caracterizar a los militantes de la nueva formación. Es lo que subrayaba Mikel Ormazabal en este periódico cuando hablaba de contagio o colonización de los diversos componentes de la coalición por parte de los bildularis y sentenciaba que «Bildu, más que una suma de sensibilidades políticas, demuestra ser una pieza monolítica». Afán por unir, y pasar el rodillo, que se puede extraer también de algunas declaraciones de Mariano Álava sobre las fórmulas de participación en las próximas elecciones generales. «Trabajaremos por la comunión de fuerzas», decía Álava con las miras puestas en Aralar y el PNV. Luego, en un sorprendente ejercicio de universalismo bedaui, apuntaba la posibilidad de que de que sólo acudieran al Congreso para aquellos asuntos que afecten al País Vasco.

Y nos queda el desierto, o no saben no contestan. Los bilduinos de San Sebastián dicen que no hay dinero y que se acabaron los macroproyectos, hasta los que salen gratis. Guerra a lo macro, y defensa de lo euskaldun y popular. ¿Puede plantearse si una estación de autobuses es euskaldun y popular o no lo es? No, pues entonces no es que no se haga, es que ni se piensa en ella, y punto. La policía del desierto sólo ha de actuar allí donde se ofrecen alternativas al principio soberano. Allí donde cualquier iniciativa pueda no atenerse a la idea fija. Para unir hay que limpiar, hay que purificar. ¿Es eso lo que nos espera?