Cuando Ernest Urtasun anunció el pasado 17 de septiembre, durante la presentación del pomposamente bautizado como ‘plan de regeneración democrática’, la intención del Gobierno de poner en marcha lo que él llamó «política mediática», muchos españoles se preguntaron a qué se estaba refiriendo exactamente el ministro de Cultura.
La respuesta quedó al menos parcialmente respondida ayer, cuando se supo que el Gobierno acelerará los trámites para sacar a subasta un nuevo canal de televisión a principios de 2025 con el objetivo de que este empiece a emitir antes de doce meses.
Es un secreto a voces que, como viene siendo tradición cada vez que un nuevo presidente socialista ocupa la Moncloa, esa licencia será para Prisa. El objetivo es crear un canal informativo muy centrado en las noticias en la línea de la CNN y aprovechando la inercia de la estructura informativa de El País y la SER.
La concesión de ese nuevo canal a Prisa encaja con la afirmación de Pedro Sánchez de que existe «una absoluta desproporción de medios conservadores», como afirmó durante una entrevista a Carlos Alsina el mes de junio de 2023. Una desproporción fantasmagórica, pero que será esgrimida sin duda para justificar el nuevo canal.
Si se confirma la noticia, este será el tercer canal concedido a Prisa tras Canal+ en 1988, por parte del Gobierno de Felipe González, y de la permuta en 2005 de las condiciones de la licencia de Canal+ para que Cuatro pudiera emitir en abierto, con Zapatero.
Ninguna de las concesiones de esos dos canales llegó sin polémica. En el primer caso, porque el Gobierno de González consideró que Canal+, un canal de pago, cumplía las condiciones de «interés público» requeridas para la concesión de la licencia.
En el segundo caso, porque se le permitió a Prisa modificar las condiciones de la licencia concedida a Canal+ para que pudiera emitir en abierto y sin limitación horaria. Algo que el resto de empresas de televisión de España consideraron discriminatorio ya que ellos habían pagado por algo que Prisa había obtenido gratis.
Este diario le desea a Prisa mejor suerte en esta nueva intentona en el terreno de la televisión que en las dos anteriores ocasiones. Quizá a la tercera vaya finalmente la vencida y Prisa logre evitar esta vez los errores de gestión que llevaron a una situación financiera límite al grupo propietario del diario El País y la cadena SER.
El borrador del proyecto de real decreto por el que se ha aprobado el nuevo plan técnico para la Televisión Digital Terrestre (TDT) fue anunciado ayer jueves por el Ministerio para la Transformación Digital y de Función Pública.
El plan, más allá de la nueva licencia, tiene como objetivo impulsar el desarrollo de la tecnología de Ultra Alta Definición (UHD) y la consiguiente reorganización de la TDT.
Con la aprobación el pasado martes por el Consejo de Ministros de la «tramitación administrativa» del plan se acortan de forma significativa los plazos para la concesión de ese nuevo canal y se facilita que este empiece a emitir en un tiempo récord.
Las prisas del Gobierno son sorprendentes si se tiene en cuenta que el Gobierno tiene otros asuntos de «política mediática» bastante más urgentes sobre la mesa, como el de la inestabilidad del Consejo de RTVE. También el de la situación de su actual presidenta interina, Concepción Cascajosa, que el pasado martes suspendió el Consejo que debía decidir su renovación como presidenta al no tener garantizada una mayoría.
El porqué de esas prisas queda en el terreno de la especulación, pero no cabe duda de que contar con una televisión «amiga» más sería una inestimable ayuda en caso de un adelanto de las elecciones forzado por el abandono de sus socios parlamentarios y la imposibilidad de llevar adelante la legislatura.