Fernando Savater-El País
Bien pensado, quizá salga más barato luchar un poco más hasta vencer mejor…
Todos los antiseparatistas (nada de “unionistas”, no queremos que se una lo separado sino que no se separe lo unido) estamos en deuda con Quim Torra: es el adversario ideal, porque expresa su ideología de manera tan obscena que escandaliza hasta a quienes la comparten. Y además revela crudamente lo que subyace tras las fórmulas más sofisticadas y bonachonas con que suele envolverse el retortijón separatista. Con la misma nitidez y burricie se expresó en su día Sabino Arana, por lo que hoy sus hijos políticos veneran su nombre pero no se atreven a citarle jamás. A veces le disculpan diciendo que eran “ideas de aquella época”, como si todos sus contemporáneos hubieran pensado igual o como si hoy todos debiésemos compartir la caca mental de nuestro coetáneo Torra. Conviene recordar que las razones del separatismo se maquillan pero no mejoran. Y que siempre fueron y son profundamente reaccionarias, sea que perviertan traidoramente las instituciones democráticas como en Cataluña o que traten de convertir la enésima carlistada en guerrilla de liberación, como ETA.
Ahora algunos vocean la derrota de ETA militar, que es cierta, tratando de disimular que ETA política sigue vivita y coleando, beneficiándose de un trato de favor de las instituciones democráticas y aprovechando las conquistas ensangrentadas obtenidas en el espacio cívico, el lenguaje político y la propaganda. No, no era el único final posible ni el mejor imaginable. Antes de unirse al coro triunfalista, lean el demoledor documento La derrota del vencedor, de Rogelio Alonso. Y estén atentos al nuevo estatuto vasco que preparan los nacionalistas (con sus efectos colaterales en Navarra): ahí podremos leer cuánto debemos pagar aún por la “victoria” que ya tanto nos ha costado. Bien pensado, quizá salga más barato luchar un poco más hasta vencer mejor…