Alberto Ayala, EL CORREO, 17/6/12
El PNV modula su estrategia contra Bildu por las elecciones y contra López, por el día después
Al PNV se le está haciendo casi eterna la espera hasta las próximas elecciones autonómicas, que confía signifiquen su retorno a Ajuria Enea tras cuatro años en el destierro de la oposición. Las encuestas que se han hecho públicas y las que manejan en privado algunos partidos le son favorables. Nada extraño que la gran obsesión jeltzale en este momento sea no cometer ningún error de bulto, y que cada paso contra el PSE o contra Bildu –el PP vasco libra casi todos los días– se sopese detenidamente.
Consciente de que Euskal Herria Bildu (EHB) parece perfilarse como el gran adversario a batir, el partido de Urkullu había evitado adoptar en el último año ninguna medida contra la coalición allá donde gobierna que esta pudiera rentabilizar en clave victimista. Pero la magnitud política y social que ha adquirido la tormenta de las basuras en Gipuzkoa, que tiene en pie de guerra contra el Ejecutivo foral de Martín Garitano a una parte significativa de la sociedad del territorio, ha llevado a los jeltzales a mover ficha. No actuar podía haberse interpretado como una dejación de responsabilidad. Bildu está en minoría en Gipuzkoa. El resto de las formaciones, unidas, pueden tumbar planes e imponer criterios cada vez que lo deseen.
La primera censura
El PNV de Egibar, con el aval previo del EBB, ha decidido aceptar la oferta del PP y del PSE para, juntos, propiciar la destitución del rostro visible del modelo de recogida ‘puerta a puerta’: el diputado de Medio Ambiente, Juan Carlos Alduntzin. Será el primer responsable foral guipuzcoano censurado en democracia. Solo Álava ha vivido una experiencia similar. Fue en 2005, año en que la oposición forzó el cese del diputado foral de Asuntos Sociales del PP Enrique Aguirrezábal.
Así pues, maniobra de desgaste contra la izquierda abertzale sí, pero controlada. Una cosa es dibujar un frente PNVPSE-PP para una sola votación y para frenar un plan como el de las basuras. Otra bien diferente, hacerlo para tumbar a un diputado general. Y no por apear del sillón foral al contestado Garitano, sino porque la operación obligaría a peneuvistas, socialistas y populares a ponerse de acuerdo en un jefe de Ejecutivo foral alternativo, según establece la ley. Eso sí son palabras mayores en puertas de unas elecciones que en los pasillos de Lakua se asegura serán el 25 de noviembre.
Se da por hecho, porque el lehendakari sigue sin oficializar la fecha. No lo hará hasta después del verano, cuando los números le terminen de convencer de que la mejor alternativa es disolver y votar el otoño, por más que el acelerado desgaste de Rajoy invite al PSE a aguantar en busca de réditos electorales.
Mientras Patxi López firma el decreto de convocatoria de los comicios, el PNV prosigue su estrategia de desgaste. Esta semana, con la inestimable ayuda del presidente de la patronal, Miguel Ángel Lujua, a quien en el PSE se sitúa en la órbita del nacionalismo institucional. Desgaste, pero también matizado. Los tiempos del ataque sin cuartel han pasado. De hecho, en las últimas semanas se observa mayor acritud hacia el Gobierno desde los escaños de sus exsocios del PP que de los del PNV.
En lo que queda de mes, el Gobierno vasco volverá a sufrir derrotas parlamentarias, pero menores. Hasta seis textos normativos están totalmenet consensuados a la espera de recibir el plácet final de la Cámara.
Urkullu tiene bien presente que, si aciertan los sondeos, el día después a los comicios tendrá que buscar un socio para gobernar tiempos de escasez. Y, estrategias al margen, solo baraja dos alternativas: PSE o PP. Mejor, pues, ir poniendo algunas sordinas.
Alberto Ayala, EL CORREO, 17/6/12