Tonia Etxarri-El Correo
En este año de pandemia no es preciso recurrir a las ‘serpientes de verano’. Entre la declaración de la emergencia sanitaria en Euskadi, las vacaciones palaciegas de Pedro Sánchez, el cerco judicial a Podemos y el golpe de autoridad de Pablo Casado no hay reposo. Pero la preocupación principal se centra en los contagios del Covid-19. No es para menos. Casi 18.000 infectados en dos semanas. «Datos, tenemos un montón», decía ayer un desbordado presidente reunido telemáticamente con el ministro Illa y el funcionario Simón. Por encima de todo, se constata la falta de rumbo. Entre la dramatización del Gobierno vasco y la dejación de La Moncloa persiste un estado de desorientación con cada norma improvisada que intenta abrirse paso entre las maniobras de distracción política.
El debate forzado por Podemos para derribar la monarquía parlamentaria fue solapado por el cerco judicial al partido de Pablo Iglesias. Pero la imputación por presunta corrupción que había acorralado a medio Gobierno acaba de ser desplazada del foco por el propio Pablo Casado. Bendito momento el elegido para arreglar cuentas en su partido. Jamás agradecerán lo suficiente, Sánchez e Iglesias, al PP que les haya hecho semejante favor. Estábamos todos concentrados en el lastre de Podemos cogobernando el país cuando Casado decide quitarse de en medio a su portavoz parlamentaria provocando, así, un falso debate entre moderados y radicales en el primer partido de la oposición. El pecado de Cayetana fue ir por libre. Una condición que había aceptado Casado cuando la recuperó pero difícil de mantener en una portavoz de grupo parlamentario, obligada por su condición a hacer equipo y a tener capacidad de negociación. Pero su perdición fue echar un pulso a la dirección. Como hizo meses atrás Alfonso Alonso, que se negaba a que Génova le confeccionara las listas electorales. Cayetana había criticado al vasco por condescendiente con el nacionalismo. Los dos ahora están apartados. El ‘blando’ y la ‘dura’ se plantaron y perdieron. Mala táctica. Hay que fijarse en el PSOE. O en Podemos. Todos los militantes que quieren conservar su nómina, callados como puertas con Pedro y Pablo. Muchos no aprueban la pésima gestión de la crisis sanitaria y económica de este Gobierno pero se cuidan de airear sus discrepancias. Ese virus que, según Pedro Sánchez, habíamos derrotado en julio. ¿Recuerdan? Cuando nos animó a ganar la calle, los comercios y las empresas. Pero ahora registramos la mayor incidencia de contagios en toda Europa. Si los países de nuestro entorno desaconsejan hacer turismo en España no es solo por lo que saben de los rebrotes sino por lo que no saben. Tenemos un ‘montón de datos’, presidente. Cierto. Pero no son fiables. Lo acaba de reconocer el director de brotes epidémicos de la OMS. ‘Touchés’.