Destrucción Mutua Asegurada

Ignacio Camacho-ABC

  • Aun en el caso de que se produjese un acuerdo sería ya sobre las cenizas de la incipiente alternativa de Gobierno
  • «Lo que tienes que hacer, hazlo pronto» (Jn, 13, 27)

No me preguntes qué va a pasar porque después de lo del jueves no caben pronósticos razonables. Cuando un partido entra en esa dinámica tan salvaje se evapora la lógica de cualquier análisis. En teoría, dado el nivel de encarnizamiento y que hasta el momento no afloja nadie, la única solución posible parece la derrota completa de una de las partes. Pero han ido tan lejos, y por lo visto piensan seguir yendo, que hasta para eso es tarde. Otra salida, la más pragmática, es una especie de acuerdo con la entrega de algunas cabezas -la de García Egea sobre todo- por delante. Con esa premisa acaso podría producirse una tregua en las hostilidades. Sólo eso, una pausa, una suerte de armisticio temporal que tampoco serviría de nada; en un conflicto de esta índole, en el que ambos bandos están dispuestos a recurrir a toda clase de armas, siempre se acaba imponiendo la dinámica de lo que los estrategas de la guerra fría llamaban DMA, Destrucción Mutua Asegurada. Claro que aquello era un concepto disuasorio y esta gente ya ha superado con mucho esa etapa. Van con todo, ‘a ful’, caiga quien caiga.

La destrucción mutua incluye, por supuesto, todo lo que haya en medio. Es decir, el PP y con él el espacio de centro-derecha al completo. Aun en el caso de que se produjese un acuerdo sería sobre las cenizas de la incipiente alternativa de Gobierno, que es lo primero que se ha quemado en este incendio. El liderazgo de Casado, que ya estaba bastante en cuestión, es hoy un chicharro, y si cayese del todo y fuera Ayuso la que emergiera de los cascotes lo haría al frente de un partido fracturado que se ha hecho el harakiri ante los ojos de todos los ciudadanos. La tercera posibilidad, un proceso para elegir un nuevo candidato, dejaría al recién llegado frente a un grave problema de calendario. (Precedente: tras el fiasco de Hernández Mancha, Aznar tardó en derribar a González siete años). Y con este ambiente está por ver que alguno de los ‘barones’ se atreviera a dar ese paso. Feijóo y Moreno están horrorizados y Almeida ha sufrido salpicaduras en el escándalo. En todo caso, lo que sea ha de ser pronto y rápido. Antes de que Sánchez sienta la tentación de convocar un adelanto.

Algunas hipótesis que circulan apuntan, sin embargo, a profundizar en la catástrofe. La más pavorosa es la de la expulsión de Ayuso y su relevo en la presidencia madrileña. Asombra pensar que alguien esté acariciando siquiera esa idea, pero también es difícil explicarse desde la racionalidad la inmolación colectiva de algunas sectas. Así que en vez de preguntarme qué va a pasar, que desde ya te digo que no hay modo de sostener ninguna certeza, pregúntate tú qué harás con tus expectativas huérfanas. Sobre eso sí te puedo adelantar que las va a cortejar un coro de falsos mesías cargados de promesas.