Hermann Tertsch, ABC, 24/6/11
Desde hoy, las decisiones en una provincia española las tomarán miembros de Bildu, de Batasuna y de ETA
DE unos años a esta parte son muchos los días en que este país nuestro da vergüenza. Da vergüenza fuera donde por desgracia se nos juzga a todos por lo que hacen nuestros representantes. Lo que no es del todo injusto ya que a esos gobernantes que nos representan los hemos elegido nosotros. Y en el caso que nos ocupa, el de los actuales, en dos ocasiones. Los que no colaboramos en llevar al poder a esta gente no tenemos mayor consuelo que los arrepentidos que sí lo hicieron con su voto. Y a la postre todos nos deberíamos sentir un poco culpables por no haber podido evitar de una forma u otra lo que desde un principio fue un error pero pronto se convirtió en una auténtica maldición. Ahora, en las postrimerías agónicas de estas dos negras legislaturas, el balance de daños produce consternación, angustia y vértigo. Es difícil hacerle tanto daño a un país en tan poco tiempo incluso adrede. Ni con un plan diseñado con toda la mala fe es imaginable una labor tan eficaz de destrucción general y desmoralización completa. No se la presupongo a nuestros gobernantes, la mala fe. Todo lo contrario, el origen de nuestra catástrofe debe de estar en demasiadas buenas intenciones. Tan buenas todas ellas que justificaban el desprecio a los medios y a los costos porque la felicidad al culminarse los grandes fines haría olvidarlos con facilidad. No será así por supuesto, pero ahí está el daño, ya hecho. Pero toda la destrucción económica, política, institucional y moral perpetrada por esta gente, queda eclipsada por el dolor de la herida que nos han abierto a millones de españoles con su mayor infamia que ayer se consumó en San Sebastián. Y aquí estamos, con profunda náusea, después de ver a los enemigos declarados de España y la democracia tomar todo el poder en una de sus provincias, la de mi madre, Guipúzcoa. Desde hoy Bildu, y a través de ella ETA, tiene el control de toda su administración, de todos sus habitantes y empresas. Desde hoy, Bildu tiene todos los medios oficiales para
imponer en Guipúzcoa la verdad de ETA que se convierte en la verdad oficial. ¡Y ay del que la desafíe! Todas las demás, incluida la historia real de una Guipúzcoa siempre española, serán proscritas. Desde hoy, las decisiones en una provincia española, las tomarán miembros de Bildu, de Batasuna y de ETA, muchos de ellos implicados y condenados en actos terroristas, y todos colaboradores en un grado u otro con la banda asesina. Los guipuzcoanos conocidos por su militancia en partidos constitucionalistas o por su lealtad a España se convertirán automáticamente en ciudadanos de segunda clase. Y comenzará el acoso implacable contra ellos, con todos los instrumentos con que, gracias al Gobierno de Zapatero y a la indignidad de muchos otros, cuentan. El terror que se sembraba con las armas ahora se difundirá por cauces oficiales. Ahora comienza el choque frontal con la odiada España desde dentro. Y con rehenes. Porque prioridad de la diputación es ya la independencia y el retorno de los presos terroristas. Que serán recibidos como héroes y como ejemplo para todos los niños y jóvenes. La bandera de España ya ha desaparecido. Pronto no habrá ni memoria. ¿Cómo es posible que hayamos llegado a esto? Zapatero los ha llevado al triunfo. Ha entregado al terror parte de España. A cambio de una paz cobarde, sin libertad. Que no será paz sino terror. Quería entrar con ETA en los libros de historia. Lo ha conseguido. Pero la tragedia de los traicionados comienza ahora. Espero que no quede impune.
Hermann Tertsch, ABC, 24/6/11