La secretaria general de los socialistas andaluces, Susana Díaz, dio ayer un paso adelante y se mostró públicamente y con más claridad que nunca dispuesta a liderar el PSOE si se lo pide la mayoría del partido. Lo dijo al día siguiente de que Pedro Sánchez anunciara la convocatoria de un congreso federal en diciembre con votación de la militancia el 23 de octubre. Díaz –como la gran mayoría de los barones– se opone a la celebración del cónclave antes de que haya Gobierno, lo que consideran «un disparate». Por eso, usarán toda su artillería para impedirlo.
Díaz quiso dejar claro al PSOE que esta vez sí está dispuesta a liderar la formación cuando se celebre el 39 Congreso Federal del PSOE, como secretaria general o «donde me pongan mis compañeros».
La presidenta de la Junta no quiere presentarse aún a las primarias. Por eso intentará tumbar la propuesta de congreso inmediato. Ayer, sostuvo que «no voy a entrar en ninguna maniobra», pero resaltó acto seguido que el PSOE tiene «un problema, que está perdiendo elecciones encadenadamente» y que «cuando todas las alternativas son malas, alguna responsabilidad debe tener la dirección del partido, no vale culpar a los que ganan». La líder del PSOE de Andalucía mide siempre mucho todas sus intervenciones y ayer quiso entrar en el conflicto abierto desde Puerto Real (Cádiz).
Susana Díaz no quiso aclarar si concurrirá a las primarias anunciadas por el secretario general. Pero tampoco lo descartó: «Yo voy a estar donde me pongan mis compañeros, en la cabeza o en la cola», aseguró hasta en dos ocasiones.
De momento, lo que están haciendo los socialistas andaluces es movilizar al máximo al partido en la región en contra de la propuesta de Sánchez, para tumbarla en el Comité Federal.
Fuentes de su entorno aseguraron ayer a este diario que Díaz no se presentará a las primarias que quiere convocar Sánchez en octubre porque «no se van a celebrar». La mayoría de las fuentes de los críticos se muestran seguras de que el Comité Federal del sábado rechazará la propuesta de Pedro Sánchez de celebrar ya el 39 Congreso Federal del PSOE.
Por eso, ayer aseguraban que Díaz se presentará a la Secretaría General, pero en el momento en el que debe convocarse el congreso. Es decir, cuando ya haya un gobierno en España y la legislatura eche a andar. Díaz llegó a asegurar en Cádiz que bajo el mandato de Sánchez «Podemos nos está ganando». Por ello, a su juicio, «la salida [para el PSOE] no es acusar» como posibles «subalternos del PP» a las federaciones socialistas que gobiernan.
«Nadie del PSOE es subalterno del PP, y menos en Andalucía», apuntó, «donde estamos en primera línea contra el PP». Susana Díaz sacó pecho y recordó que el PSOE-A ganó las elecciones autonómicas, por lo que «aquí [en Andalucía] el subalterno del PSOE es el PP, que para eso está en la oposición».
La secretaria general del PSOE de Andalucía se preguntó por qué no está ganando el PSOE las elecciones en otros territorios. Y apuntó que ahora, «cuando todas las alternativas son malas, alguna responsabilidad debe tener la dirección del partido, no vale culpar a los que ganan».
La dirigente socialista subrayó además que «siempre» ha pensado y piensa que «primero es el país y ser útiles a los ciudadanos, y en segundo lugar están las cuestiones internas; si se ha cambiado de parecer, yo no voy a entrar», remachó.
Una vez rotas las hostilidades con Sánchez, Díaz le lanzó varios dardos. En su opinión, la obligación del PSOE con España es «ofrecerle un partido unido y cohesionado, no poner sobre la mesa cuestiones que dividan», como la que ha planteado el dirigente madrileño. Por eso, apuntó, «proponer un congreso ahora no lo entiende nadie». En el PSOE, añadió, «no estamos en el camino correcto» y hay que tomar decisiones, «pero antes está España».
Los socialistas andaluces están valorando todas las fórmulas para evitar la celebración del Comité Federal, según fuentes del PSOE-A. Sin embargo, parece que no les salen los números para que dimita la mitad de la Ejecutiva y forzar la salida inmediata del líder.
De hecho, la mayoría da por hecho que se celebrará el Comité Federal. Tanto los partidarios de Sánchez como sus críticos están convencidos de que pueden ganar la votación, que será crucial para el futuro del PSOE. Las fuerzas, por tanto y por mucho que unos y otros saquen pecho, parecen igualadas.
De momento, el PSOE andaluz –que tiene cerca de un tercio de los miembros del Comité Federal– está cerrando filas casi en bloque en torno a Susana Díaz. La presidenta del partido, Micaela Navarro, que hasta ahora se había mantenido neutral, se ha posicionado contra el congreso. El secretario general de los socialistas de Málaga, Miguel Ángel Heredia, que siempre había intentado llevarse bien con Ferraz, ayer también se manifestó en contra de la propuesta de Sánchez.
Mañana, la presidenta quiere hacer una demostración de poder interno ante Ferraz. Para ello ha reunido al Consejo Director del PSOE-A, el equivalente al Comité Federal, donde espera conseguir el respaldo unánime de su federación.
Pero el PSOE-A no está en absoluto solo frente a Sánchez. Seis de los siete presidentes autonómicos socialistas se han posicionado ya claramente en las últimas horas en contra de la propuesta de Sánchez. El presidente de la Junta de Extremadura ya aseguró el lunes que la decisión del líder socialista es «enormemente negativa».
Como él opinan, además de Díaz, el presidente de Asturias, Javier Fernández; el de Aragón, Javier Lambán, el de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, y el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.
Para el presidente asturiano, abrir un proceso congresual ahora está «fuera de lugar». Ximo Puig, por su parte, insistió en que «la prioridad» del PSOE debe ser «claramente» la gobernabilidad en España y no sus procesos internos, que hay que abordar «sin cortoplacismos ni maniqueísmos».
Por la mañana, Pedro Sánchez sorprendió a casi todos al asegurar rotundo en la Ser que «por supuesto que no» piensa dimitir si el Comité Federal tumba su propuesta. Sánchez lanzó así a sus críticos una nueva advertencia: él no piensa irse. Si quieren que salga, tendrán que echarlo. Su entorno asegura desde hace meses que la legitimidad de Sánchez proviene de que fue votado por la mayoría de los militantes del PSOE, no de los barones o de los cuadros del partido.
La gran mayoría del partido considera que si pierde, deberá dimitir. No sólo son de esta opinión sus críticos, sino también personas de la Ejecutiva muy próximas a él que le han apoyado hasta ahora. Ayer, alguno de ellos calificó la posibilidad de que siga tras perder una votación crucial en el Comité Federal como «una barbaridad».