Susana Díaz presentó ayer sus credenciales para liderar el PSOE. En un acto arrollador, Díaz se arropó por los pesos pesados del partido, los referentes históricos, los barones, la mayoría de los dirigentes provinciales y locales, y gran parte de las bases para reivindicar un «PSOE ganador» frente al «márketing» de Pedro Sánchez o de Podemos.
«España nos necesita y el PSOE está dispuesto a hacerse cargo. Vamos a salir a la calle diciendo que somos el PSOE. El de siempre, el de ahora y el del futuro», clamó ante un pabellón con más de 5.000 personas.
La idea fuerza de la campaña de Susana Díaz va a ser reivindicar un PSOE «que vuelva a ganar» frente a otros proyectos vacíos o basados en el márketing. Tras los tres peores resultados electorales de la historia del partido, la presidenta de la Junta de Andalucía se ofrece a liderar el partido para que «vuelva a gobernar este país», como ocurrió en 1982 con Felipe González o en 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero.
Todo tras conseguir un PSOE unido y reconciliado consigo mismo, como destacó antes que ella Eduardo Madina, que la presentó en el escenario: «Este pabellón escribe el instante inicial de un nuevo comienzo para la historia del PSOE», dijo.
En la Institución Ferial de Madrid (Ifema) se congregaron miles de personas –9.000 según la organización– llegadas de toda España. En primera fila se sentaron referentes históricos de distintas épocas para apoyar y respaldar a Díaz: González y Alfonso Guerra; Zapatero, José Bono y Matilde Fernández; Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón o Madina, al que ella se enfrentó en primarias en 2014. Sólo faltaron Joaquín Almunia o Josep Borrell, que no quisieron estar. Estuvo el «PSOE de siempre», como destacó ella.
Junto a ellos, 11 ex ministros, cuatro presidentes autonómicos y los alcaldes y presidentes de diputación de decenas de ciudades y provincias de España. La presidenta ha tenido semanas para preparar su presentación y las aprovechó. En el comienzo de un discurso rotundo –que se hizo emocionante y vibrante para la mayoría de los presentes–, Díaz anunció «feliz» y «con orgullo» que se lanza a la carrera para dirigir el partido «por el PSOE y por España» y con un sólo objetivo: «ganar» las próximas elecciones generales.
La precandidata pidió unas «primarias limpias», que «no se conviertan en una carrera de halagos o de márketing». Y exigió a todos: «No habléis mal de ningún compañero», en referencia a Pedro Sánchez, denostado por los que la apoyan. Eso sí, la presidenta se permitió lanzar, durante su discurso de 55 minutos cuidado al milímetro, varios dardos al ex secretario general socialista al que ella aupó en 2014 y al que ella tumbó en el bochornoso Comité Federal del 1 de octubre de 2016.
Susana Díaz proclamó que no va a pedir el voto «por rencor» o «por resentimiento», como podría estar haciendo él. Y se comprometió a defender un «PSOE autónomo», como el ex líder no se cansa de repetir. Eso sí, advirtiendo de que «una cosa es pactar con otros y otra distinta entregar al PSOE o imitar a otro partido».
Para reivindicar al PSOE –«yo soy PSOE 100%», reiteró, como lema de su precampaña–, apeló a su historia y al orgullo de ser socialista porque «a nosotros no se nos ocurrirá quitar a nadie de una fotografía, ni ocultar parte de nuestra historia. ¡Queremos que se sepa!», clamó.
Díaz defendió que su formación es la única alternativa de cambio frente al PP, ya que «más a la izquierda del PSOE no hay ninguna otra izquierda transformadora».
La andaluza hizo un discurso enfocado a los militantes socialistas. Por eso no abundó en detalles de programa para el país. Díaz sí quiso destacar los tres desafíos a los que quiere hacer frente de forma prioritaria. El primero es «luchar contra la pobreza y la desigualdad»; el segundo, «luchar contra el populismo que está recorriendo toda Europa» y, por último, enfrentarse al nacionalismo, que amenaza a la unidad de España, pero que también está creciendo en otros países de Europa.
Díaz puso hincapié en que el suyo es un proyecto colectivo e insistió en pedir «la ayuda de todos». Por eso anunció que desde hoy va a «recorrer todos los rincones de este país, agrupación por agrupación».
Díaz cuidó su acto de presentación al detalle. La precedieron en el uso de la palabra la joven cántabra Estela Goicoechea, como representante de las nuevas generaciones; la ex ministra Matilde Fernández, como una de las primeras mujeres en llegar a puestos de gran responsabilidad; el alcalde de Cornellá, Antonio Balmón, voz de los socialistas catalanes, donde Díaz parte en desventaja; o el vasco Eduardo Madina, al que Díaz estuvo a punto de enfrentarse en las primarias de 2014.
El pabellón 1 de Ifema se llenó a rebosar con más de 5.000 personas. Según la organización, se congregaron en ese espacio 7.000 asistentes, más otros 2.000 que tuvieron que ir a otro espacio anexo. En Madrid se mezclaron miles de andaluces llegados en autobús, AVE o coche particular con madrileños, castellano-manchegos, aragoneses, 1.000 extremeños o 500 asturianos, según dirigentes de esas comunidades. El público se entregó a Díaz desde el principio y aclamó sobre todo las apelaciones al PSOE ganador que ella asegura ser capaz de recuperar.