EL CORREO 13/07/14
ENTREVISTA, José Ignacio Martínez Churiaque Presidente del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas
· «Satisfecho» por el dictamen de la comisión de investigación, apuesta por un tribunal en el que «los méritos partidistas no sirvan para continuar en la carrera política»
José Ignacio Martínez Churiaque lleva semanas en el ojo del huracán. Su decisión de dar cuenta de lo ocurrido en el fiasco de Epsilon al Parlamento ha desencadenado una crisis sin precedentes en el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, que él preside. Cinco de los siete integrantes del órgano fiscalizador –todos los elegidos a propuesta del PNV y el PSE– quieren reprobarle por su testimonio ante la comisión de investigación, donde afirmó que esos mismos compañeros «suavizaron» el informe sobre la investigación del proyecto del coche de Fórmula 1. El pulso continúa, pero Churiaque, electo a instancias del PP, se muestra «satisfecho» porque el dictamen de la comisión va en consonancia con su postura. Dice no le «compete» hablar de depurar responsabilidades políticas.
Aunque su opinión es clara: «Hay un código de buen gobierno y, en mi opinión, está para cumplirse».
P– ¿Ha quedado tocado el Tribunal Vasco de Cuentas?
R– No. Yo creo que lo que recoge el informe, las alegaciones y el voto particular han reflejado adecuadamente la verdad. Al final, la mayoría baraja la cifra de 48 millones de fondos públicos para financiar el proyecto del coche de Fórmula 1, y eso es lo que afirmaba yo. Si el tribunal hubiese emitido ese informe diciendo que son 6 millones y después los parlamentarios hablan de más, su imagen sí hubiese quedado afectada.
P– ¿No cree que el órgano fiscalizador se ha visto como un patio más de la batalla política?
R– Yo no tengo ninguna evidencia de que haya habido presiones por parte de partidos a los miembros del tribunal. Pero sí creo que hace falta buscar las medidas para evitar que la gente piense que el órgano de control está politizado. Nos tienen que ver como una institución independiente. Si no es así, ya estamos fracasando. Está claro que todos hemos tenido un nombramiento a propuesta de un grupo parlamentario, lo que hace falta es que esa propuesta se acredite con una experiencia personal y que no acudan al tribunal como un todo continuo personas que antes estaban en el gobierno o que luego van al gobierno. En otros lugares deben transcurrir dos o tres años para que eso ocurra, de tal manera que los hipotéticos méritos partidistas no sirvan para continuar la carrera política. Aquí hay que ser como la mujer del César, no solo serlo, sino parecerlo. Si alguien tiene un carné político y entra al tribunal lo lógico es que esa persona suspenda su militancia.
P– Pero eso no se cumple.
R– La ley no lo prohíbe, pero sería una medida de mejora. Hay que buscar la supremacía del pensamiento profesional frente al pensamiento político. Cuando era profesor le pregunté a una alumna qué consideraba que era la independencia de un auditor, ella me dijo: «Es un puesto al que no se va a ganar amigos y si tienes problemas de cariño, te compras una mascota». Está dicho en un lenguaje muy vulgar, pero es muy claro. A eso se le llama escepticismo profesional.
P– ¿Deberían entregar entonces el carné de militantes los miembros del TVCP?
R– Yo no se lo puedo exigir. Pero en diciembre entra en vigor la Ley de Transparencia y de buen Gobierno, y ahí las personas tienen que ver si se produce un conflicto de intereses. Tener un carné de partido significa que aceptas una jerarquía. Por tanto, sería bueno que se produjese una suspensión voluntaria de la militancia. Si no convencemos a los ciudadanos, estos tribunales no valen para nada.
P– Ese paso tampoco garantiza que no se den posturas partidistas.
R– Evidentemente. Lo que hace falta es colocar murallas chinas, incorporar las normas internacionales de auditoría para modernizar los protocolos e implantar medidas de transparencia. Eso es lo que propondré en el pleno que se celebrará el 21 de julio.
P– ¿Apostaría por plenos a puerta abierta?
R– Claro, así se sabría lo que hacemos. Para defender la independencia es importante levantar el velo de la confidencialidad. La gente pensará que el mamoneo entonces no se haría en el pleno, sino en reuniones previas. Pero las desavenencias importantes sí habría que hacerlas con luz y taquígrafos.
P– Enfrentamientos ha habido muchos, pero este último, sin duda, ha sido diferente.
R– De unos meses a esta parte ha habido, o esa es mi versión, una campaña para desgastar a la presidencia por parte de algunos miembros. Ahora es Epsilon, pero ya lo fue en el caso de Lanbide o de las tres diputaciones. Utilizar la discrepancia técnica para algo así no me parece correcto. Evidentemente, la relación que tengo con el vicepresidente José Miguel Bonilla y la consejera Begoña Marijuán no es la que me gustaría, pero acelerar mi desgaste por no saber esperar al proceso de sustitución, que se producirá el próximo año…
P– ¿Aguantará el tribunal ese pulso hasta entonces?
R– Cuando he aceptado un cargo ha sido por una legislatura, porque creo que segundas partes nunca fueron buenas, y he aguantado las obligaciones derivadas del mismo. He de decir que en ninguno de los sitios lo he tenido fácil, aquí tampoco. Una cosa son las circunstancias personales, que claro que sientes pena y desasosiego, pero lo que les he enseñado a mis hijos es que lo primero es el sentimiento del deber. El contribuyente vasco me paga uno de los mejores sueldos de la administración pública, y lo que quiere ver es que esa persona está dispuesta a cumplir con su obligación. Por tanto, honradez, cumplimiento y talento para llevarlo adelante.
Lucha «de gallos»
P– ¿Se ha planteado dimitir?
R– Por la cabeza se te pasan muchas cosas. Pero cuando el viento no viene a favor, lo que hay que hacer es cambiar las velas. Lo que no puedo es esperar a que a los que quieren reprobarme se les pasen las ganas o tumbarme a la bartola. Sé que estoy en una posición en minoría y que debo acatar lo que decide la mayoría, pero debo exigir que las propuestas sean motivadas y legales.
P– ¿Y hacer autocrítica?
R– Por supuesto, creo que es fundamental. El ciudadano lo que ve es una lucha de gigantes o de gallos en términos ‘Nacha Pop’, cuando dice que todo es para hacer que la risa estalle. Pero hay que poner la dignidad del cargo por encima de las apreciaciones personales y, sobre todo, pongamos la ley. Me dicen, ¿por qué no dejas que te reprueben? Simplemente, porque la reprobación no existe en ninguna norma del derecho político español. Si yo he actuado incorrectamente el que tiene que apreciarlo es el Parlamento vasco. Mi deber es contestar a lo que me pregunten y si falto a la verdad, se me puede aplicar un delito de prisión de hasta un año.
P– ¿Cómo lleva comunicarse con sus compañeros a través de emails?
R– Todos tenemos que mejorar nuestra conducta. Desde que fui elegido presidente, entro al pleno dando a todo el mundo la mano. No porque signifique que seamos amigos, sino para reconocernos como seres humanos. Pues en el último pleno, dos personas me negaron la mano. También he de decir que nacionalistas y socialistas que me conocen me han llamado para darme ánimo.
P– Usted dijo que el informe sobre las ayudas públicas a Epsilon no era «un ejemplo de buenas prácticas de auditoría» y que su elaboración pudo estar rodeada de «turbulencias». Todo un golpe para sus compañeros.
R– Para mí un buen informe precisa que todo el trabajo tenga un soporte documental. Si se elimina información sin tener dicho soporte, diré siempre que es una mala práctica. Hemos dado imagen de enfrentamiento, sí; pero más vale estar dispuesto a poner sobre la mesa las desavenencias que ocultarlas. Y nosotros nos hemos abierto en canal.
P– El Gobierno de Patxi López destapó en su día el ‘caso Epsilon’, ¿cómo calificaría la actitud de los socialistas?
R– Cuando el exconsejero Bernabé Unda compareció en la comisión y sus apreciaciones coincidieron con las que yo defendí, el parlamentario socialista que solicitó mi dimisión, las aceptó. Para mí, eso es lo importante.
P– ¿Cómo valora el dictamen de la comisión?
R– Hay una satisfacción profesional para mi equipo y para quienes hemos defendido dicha posición.
P– ¿Es necesario depurar responsabilidades políticas?
R– No le corresponde al tribunal entrar en eso.
P– La resolución salpica a personas como Ana Agirre y Arantza Tapia, ambas en el actual Ejecutivo vasco. ¿Deberían dimitir?
R–Yo no lo diría nunca, pero hay aplicado un código de buen gobierno y, en mi opinión, está para cumplirse.
P– ¿Qué conclusiones saca usted de lo ocurrido?
R– Una mala, que es que los ciudadanos tendrán que pagar ahora 16 millones de euros. Por otro lado, creo que a partir de ahora se hará más caso al TVCP cuando dice que hay que mejorar el control de las subvenciones; y otra cosa, en I+D+i es importante que la empresa privada asuma un mayor riesgo antes de pedir colaboración al sector público.
P– Desde el PNV se ha llegado a decir esta semana que la comisión, más que de investigación, ha sido de inquisición hacia su partido, y ha acusado a EH Bildu, PP y UPyD de no buscar «la verdad», sino «su verdad».
R– Esas generalizaciones que no se pueden contrastar y son más propias de un modelo rancio son las que explican la desafección de los ciudadanos. Una descalificación así vale en el mundo político, pero no en el científico, es una salida falsa. Me gustaría que los políticos evolucionaran. Su verdad, no; es lo que se ha encontrado en los contratos.
P– Se ha criticado mucho que el presidente de la comisión, Carmelo Barrio, saliera en su defensa.
R– Cuando uno comparece en una comisión de investigación piensa que se le van a preguntar por cosas que no saben o para contrastar información. Pero llego allí y dos parlamentarios (PNV y PSE), en vez de demostrar que conocen el expediente, lo único que hacen es pedir mi dimisión. Eso atemoriza al compareciente. Ante esa situación, Carmelo Barrio, extrañado por lo ocurrido, escribe una nota diciendo que he recibido un maltrato verbal por parte de unos compañeros por ofrecer mi opinión. Yo, sinceramente, agradezco ese gesto.
P– ¿Debería pedirse responsabilidades, tal y como piden desde las filas jeltzales, al exlehendakari López; al exconsejero Bernabé Unda; al alcalde de Vitoria, Javier Maroto, y al diputado de Álava, Javier de Andrés, por dar cobertura mediática a los proyectos Epsilon e Hiriko?
R– Para mí, dar cobertura mediática o hacerse la foto no es incumplir la ley. Utilizar el presupuesto público para algo que no está permitido, sí lo es.