Ramón Pérez-Maura-El Debate
  • ¿Qué ha pasado para que se dé esta deriva en la vida de una tierra profundamente española de donde salieron los grandes marinos que llevaron la bandera de España por el mundo como lo hizo Blas de Lezo?

Hoy no voy a castigar a nadie volviendo a hablar del estercolero en que se ha convertido nuestra política gracias al Partido Socialista. Eso sí, con la ayuda de tantos otros como los independentistas de diverso pelaje. Hoy quiero hablarles de algo sobre lo que he reflexionado un poco en las últimas horas.

En diez días he asistido a dos funerales y una Misa por dos españoles de raíces vascas. Alfonso Ussía, por quien, como saben los lectores de El Debate se celebró un funeral en Ruiloba el 6 de diciembre y una Misa en San Jerónimo el Real en Madrid el día 16 e Íñigo Arróspide, duque de Castro-Enríquez, cuya Misa in Memoriam fue el miércoles 17 en la Iglesia del Espíritu Santo.

¿Por qué traigo esto a colación? Estos dos hombres de raíces vascas con profundo arraigo eran dos españoles muy orgullosos. Algo de lo que cada vez queda menos. En el funeral y en la Misa por Alfonso Ussía se tocó la Marcha Real y el coro Manín de Lastres cantó el Agur Jaunak. En la Misa por Íñigo Castro-Enríquez, exactamente igual. En los Jerónimos se pidió por la Monarquía española. En la Iglesia del Espíritu Santo se imploró directamente por el Rey.

Estamos hablando de dos españoles muy orgullosos de sus raíces vascas. Pero dos vascos que habían sido alejados de aquellas tierras por la deriva violenta que se había dado en ella. Yo me pregunto cuántos vascos puede haber a los que les gustaría que en su funeral oficiado en tierra vasca sonara la Marcha Real y el Agur Jaunak, pero que sus deudos no se atreverían a cumplir el deseo del difunto.

¿Qué ha pasado para que se dé esta deriva en la vida de una tierra profundamente española de donde salieron los grandes marinos que llevaron la bandera de España por el mundo como lo hizo Blas de Lezo? Queda muy poco de aquella Vasconia. Y cada vez quedará menos. Su burguesía está cada vez más apoquinada. Los hijos de ETA les han ido acorralando con la ayuda del Partido Socialista, además de la indiferencia, cuando no la colaboración explícita de algunos prelados y ya sólo quieren ver cómo evitar problemas, no cómo confrontarlos. Penoso.

Yo no deseo el mal a nadie y espero que Dios les perdone la profunda deslealtad que han demostrado a la patria de sus mayores. Y lo mucho que tantos han pecado matizando el grave pecado del asesinato al considerarlo parte de una lucha justa. Desgraciadamente, han sido muy pocos, pero sí hay que destacar algunos como Alfonso Ussía que durante más de medio siglo ha estado escribiendo y hablando en los medios de comunicación de la barbarie que han perpetrado sus paisanos. Un salvajismo que costó la vida a muchos paisanos de Alfonso Ussía y de Íñigo Castro-Enríquez y que los llevó a esquivar la tierra de sus raíces.

Gracias a Dios, yo no he pasado por una situación así. Pero si ya no te reconoces en la tierra de tus mayores, en la tierra donde pasaste tu infancia y adolescencia, como fue el caso de tus antepasados, lo que quieres es mirar en otra dirección. Dios tenga piedad con estos vascos cada vez más alejados de Él y de la patria común de todos los españoles.