EL PAÍS 26/10/16
· En interés de los ciudadanos, conviene sosegar la tensión registrada en un partido de tanto peso
La dirección del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) aprobó ayer abrumadoramente votar no a la investidura de Mariano Rajoy. Contraría así la reciente decisión de abstención adoptada por el comité federal del PSOE, del que forma parte y al que asiste con voz y voto.
Contra la apariencia de fortaleza en relación a las propias posiciones, la decisión del socialismo catalán exhibe una debilidad básica: resulta ilógico participar en la toma de una decisión colectiva y luego no reconocerla como válida. Las normas acordadas deben cumplirse y las medidas orquestadas en base a ellas deben respetarse. Si ese es el mensaje habitual del PSC a los secesionistas afectos a la desobediencia, bueno sería que se lo aplicase a sí mismo.
Otra cosa es que antes de la votación se hubiera pactado alguna excepción para alguno/s de los actores. O que la voluntad de facilitar la investidura se hubiese planteado con fórmulas flexibles e inclusivas —en todo caso de efecto equivalente a la abstención en bloque—, algo para lo que el PSOE quizá dispone todavía de algún tiempo. Debería explorar, hasta el final y sin dicterios, cualquier vía que evite males mayores.
En interés de los ciudadanos, conviene sosegar la aguda tensión recién registrada en ese partido, minimizar los daños autoinflingidos y evitar nuevos espectáculos de enfrentamientos internos.
Saltarse procedimientos o afrontar problemas políticos con medidas solo administrativas perjudica a todos. A todos, y quizá especialmente a la minoría discrepante —no solo al PSC—, pues mella su credibilidad como parte de un conjunto que se supone organizado y digno de confianza. Si votan algo distinto de forma no acordada, sino como expresión de desavenencia o desacato, pierden todos. Y también el sistema democrático de partidos.
Algo tanto más inquietante cuanto que el gran reto de la legislatura será Cataluña, y en él, el papel moderador del socialismo —catalán y español— debiera ser clav