Editorial, EL CORREO, 5/4/12
La discrepancia entre la ejecutiva de Aralar y la mayoría de su grupo parlamentario sobre la constitución o no de una ponencia sobre la paz en Euskadi sin la presencia constante de la izquierda abertzale en ella ha desembocado en una ruptura a todas luces irreversible. Pero lo ocurrido es la culminación de un proceso de división interna desencadenado con la confluencia electoral entre Aralar y la antigua Batasuna en la plataforma Amaiur para las últimas elecciones generales, y que tuvo un episodio anterior en torno al cónclave de sus ‘juventudes’. La formación liderada por Patxi Zabaleta surgió tras la exclusión de éste de la Mesa Nacional de Batasuna y como reacción al seguidismo con el que la izquierda abertzale aceptó la ruptura de la tregua de septiembre de 1998 por parte de ETA. Pero no todos sus integrantes provienen de ahí, sino que fueron muchos los que se incorporaron al proyecto ‘abertzale y de izquierdas’ sin haber compartido una misma trayectoria con Batasuna. La discusión sobre quién representa de manera más genuina el ideario de Aralar, si la ejecutiva encabezada por Zabaleta o el grupo parlamentario representado por Aintzane Ezenarro, solo puede solventarse por el criterio de mayoría. Pero siendo evidente que esta se ha decantado a favor de las tesis oficiales, ello no puede silenciar la voz de Ezenarro, Basabe y Erostarbe y de quienes coincidan con sus posturas. La ejecutiva ha considerado que esos tres parlamentarios se han ‘autoexcluido’, como eufemismo de una expulsión que la dirección de dicho partido pretendería formalizar a través de su comisión de Garantías. Se trata de una resolución acorde con sus atribuciones; del mismo modo que, atendiendo a la doctrina del Constitucional, los escaños del Parlamento pertenecen a los electos sin que estos deban verse conminados a cederlos a los designios del partido. En cualquier caso, una ruptura que estalla al final de la legislatura. Lo cual invitaría al grupo encabezado por Ezenarro a poner a prueba su representatividad en las próximos comicios autonómicos, al tiempo que convierte en ineludible que Aralar afronte de cara la cuestión de su convergencia orgánica con la izquierda abertzale sucesora de Batasuna.
Editorial, EL CORREO, 5/4/12