CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO, EL MUNDO – 25/06/15
· Sesión de control en el Congreso. Día elegido por CiU para oficializar su ruptura. Un matrimonio de 37 años salta en pedazos, una coalición que ha dado y quitado gobiernos, que ha formado parte de la historia de nuestra democracia, se disuelve y no pasa nada.
Apenas un puñado de periodistas acude a las comparecencias –por separado– de Pere Macias (Convergència) y de Duran Lleida (Unió) en las que cada uno da detalles del divorcio: cómo se han repartido las funciones de la portavocía, en las comisiones e, incluso, cómo se van a sentar en el Hemiciclo los 10 parlamentarios convergentes y los seis unionistas. Todo muy formal: tú te quedas con estos libros, yo me llevo estos, la casa de la playa seis meses para cada uno… Aséptico, sin gritos, sin reproches. En fin, que se ve que esta pareja llevaba ya mucho tiempo sin quererse.
Le hago ver a un miembro de Convergència esta cuestión y me responde: «Los divorcios, cuanto más fríos, mejor».
CiU desaparece del Congreso y nadie derrama una lágrima. Hace unos años esto hubiera sido una noticia bomba.
Convergència ya ni siquiera quiere ser Convergència. Los líos de la familia Pujol (ayer Pedraz llamó a declarar a Oleguer por delitos de corrupción) y un pasado catalanista que ahora se antoja vergonzante llevan a Mas y a sus fieles a embarcarse en la aventura de un nuevo partido. Un grupo independentista que va a jugar al liberalismo y a la socialdemocracia; «bisexual», me puntualiza un diputado. Creen que ERC se escorará hacia la izquierda para frenar el avance de la CUP y de Ciudadanos y que eso abrirá la vía para un independentismo moderado, que tiene, me comenta la fuente, «cada vez más apoyos entre las clases medias y altas de Cataluña».
La carrera ya ha comenzado. Duran parece algo más afectado, aunque se reafirma en su voluntad de continuar, aunque no sea como cabeza de lista.
«Por fin lo hemos conseguido, ahora estaremos mucho mejor», me confiesa su fiel escudero, Sánchez Llibre.
Unió, sola ante el peligro. El partido democristiano tiene que afrontar una situación difícil: 18 millones de deuda. Ya se sabe que, en los divorcios, al final lo que provoca más contusiones es la pela.
En agosto del año pasado, en una reunión que tuvo lugar en la sede de La Caixa, la flor y la nata del Ibex (también estaba presente el Conde de Godó, que iba a ser, en principio, el anfitrión) le pidió a Duran que diera el salto, que rompiera. «Dinero no va a faltar», le vinieron a decir. Lo que ocurre es que, con el tiempo, sólo uno de ellos cumplió con lo prometido.
¿Qué va a ocurrir ahora? A Rajoy le gustaría más una Unió fuerte que un Ciudadanos como segunda fuerza política en Cataluña. Así que parece lógico pensar que el presidente moverá los hilos para que los bancos no desahucien a Unió (no es momento de hacer lanzamientos, ni siquiera en política).
Pero una cosa es el dinero y otra, los votos. Unió no tiene mucho tiempo para convencer a los catalanes moderados de la bondad de su existencia. Más aún cuando muchos de sus cuadros llaman desesperados a las puertas de Convergència buscando acomodo. Para Unió, el 27-S es su última oportunidad y algunos ya no están para saltos en el vacío.
CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO, EL MUNDO – 25/06/15