- El nefasto presidente de la «zeja» sigue en el lado oscuro, callado como un muerto ante la corrupción que anega a su partido, y con acusaciones muy gruesas sobre su connivencia con las dictaduras
La mano derecha de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, se ha explayado públicamente para agradecer a Zapatero sus gestiones «valerosas» —las ha llamado— para que presos venezolanos, deportados por Trump a El Salvador, hayan regresado a su país. ¿Informó el Gobierno de España de que el expresidente se dedica a esos menesteres en nombre de nuestro país? ¿Le pagamos entre todos para ejercer de benefactor de un tirano caribeño? ¿En nombre de qué autoridad ejerce de enviado especial de España para asuntos turbios?
Esto que ha verbalizado el régimen de Maduro es un ejemplo palmario de que ZP procede en nuestro nombre sin ningún cargo oficial que le avale y sin la transparencia que requeriría cualquier gestión de índole internacional donde la reputación de España esté en juego. Lo único bueno que tienen los individuos como Maduro es que siempre acaban delatando a sus amigos occidentales, a los que no tardan en desenmascarar. Así, Maduro desnuda a Zapatero igual que Puigdemont lo hace con Sánchez. Los dos líderes socialistas ocultan sus cesiones y la traición continuada a los principios más elementales, y los malos con los que pactan tardan medio minuto en ufanarse de tenerlos a sus pies.
Estamos cerca de que se celebre el primer aniversario de las elecciones que Maduro adulteró y todavía esperamos una condena por parte de Zapatero, que jamás se ha puesto de parte de los derechos de los venezolanos y juega con su futuro moviendo fichas que esconden sus intereses personales y quién sabe si económicos. Miseria y terror a cambio de engordar la faldriquera. Bajo la falsa propaganda de que es un interlocutor entre la dictadura y los partidos democráticos, lo cierto es que solo es un simple abogado defensor de la bota bolivariana. Y no es un lobo solitario, sino que tiene el poder transferido de su alumno aventajado, Sánchez Pérez-Castejón.
Otro de sus objetivos más queridos es la claudicación de España ante China. Una de las grandes preguntas que estos días no han recibido respuesta es si Zapatero está o no ejerciendo de representante del Gobierno de España en China. Si el segundo presidente socialista tiene un mandato oficial, el Ministerio de Asuntos Exteriores tendría que aclararlo. Hay una pregunta parlamentaria del PP que merece una respuesta clara. En la Norteamérica anterior a Trump, los expresidentes estaban al servicio de los vigentes para hacer gestiones, como fue el caso del fallecido Carter en Oriente Medio cuando ya no era presidente. ¿Por qué aquí Zapatero marca nuestra política internacional y comercial en un momento tan delicado? Si la respuesta es que ZP es el que susurra a oído de Sánchez y que, además, está en negocios inconfesables con dictaduras, pues echémonos a temblar.
El nefasto presidente de la «zeja» sigue en el lado oscuro, callado como un muerto ante la corrupción que anega a su partido, y con acusaciones muy gruesas sobre su connivencia con las dictaduras. Tiene especial pituitaria para chapotear en lugares donde la democracia brilla por su ausencia y donde el ambiente huele a dinero. Su objetivo está ahora en Asia, junto al gigante tecnológico chino Huawei, cliente de una consultora de asuntos públicos del que fue su hombre de confianza José Blanco. Nada se deja a la improvisación. Zapatero está haciendo una buena hucha para mantener su nivel de vida: vive en una mansión en Valdemarín, Aravaca, que compró en 2019 por 800.000 euros, aunque en el mercado se vendía por más de dos millones de euros.
Hugo Armando ‘El Pollo’ Carvajal, hombre de confianza de Hugo Chávez, denunció hace tres años en la Audiencia Nacional que este taimado cómplice de los chavistas recibió pagos irregulares del régimen dictatorial venezolano. Su antecesor socialista en el cargo, Felipe González, ha dejado claro que el expresidente hace lobby en la UE «a favor de violadores de derechos humanos», es decir, que aboga por que suspendan las sanciones de Bruselas contra figuras sanguinarias del chavismo.
Esta es la cosecha del presidente que resucitó el guerracivilismo en España tras llegar al poder tras la conmoción de un brutal atentando que dejó 193 inocentes asesinados en unos trenes, aquel que reabrió el guirigay independentista, claudicó ante Otegi y ETA, e inventó lo de poner cordones sanitarios a la oposición, es decir, cancelar a la derecha para que nunca gobierne. Todo lo que ha puesto en práctica Pedro. Ahora que Maduro y Diosdado se sienten tan agradecidos, ZP ha cerrado el círculo.