Del Blog de Santiago González
Ayer, en este Jueves Santo tan excepcional que nos ha tocado vivir coincidían un aniversario y una fiesta mayor. Se cumplían cuarenta años desde la reinstauración del Gobierno Vasco, aquel 9 de abril de 1980. La instauración, propiamente dicha, el primer Gobierno vasco de nuestra historia, se constituyó el 7 de octubre de 1936. Fue esta fecha también en la que se nombró al primer lehendakari de nuestra historia, que no es, contra lo que puedan pensar algunos optimistas, un cargo secular o milenario. El elegido fue José Antonio Aguirre y hace de ello 84 años.
El primer Gobierno vasco nacía “de la lucha por las libertades del pueblo vasco”, dijo Urkullu. Bueno, de eso y de la necesidad de la República de garantizarse la lealtad de los nacionalistas vascos. El nacionalismo vasco había practicado una intentona, lo que se conoció como el Estatuto de Estella, una iniciativa de alcaldes nacionalistas que encargaron un borrador a la Sociedad de Estudios Vascos, pero que como queda dicho, fracasó. El Estatuto fue aprobado por Las Cortes en Valencia, el 1 de octubre del 36. Seis días después se elegía en Guernica, también por alcaldes, al lehendakari Aguirre.
Para entonces hacía casi tres meses que había comenzado la guerra civil y una buena parte del País Vasco había caído en poder de las tropas franquistas. No fue hasta ese momento que el nacionalismo vasco optara claramente por el bando republicano. Habían tenido dudas, como lo revela aquella íntima confesión que Juan de Ajuriaguerra dejó por escrito el primer día de la contienda: “Tenía la esperanza de escuchar alguna noticia que nos ahorrase tener que tomar alguna decisión, que uno u otro bando hubiese ganado la partida”.
Celebrábamos pues el día de Jueves Santo el 40 aniversario de la reconstitución del Gobierno vasco, que fue de amplia coalición y se instaló en el hotel Carlton de Bilbao. Y vamos a celebrar mañana la fiesta mayor del nacionalismo, el Aberri Eguna que cumple 88 años desde aquel 27 de marzo de 1932 en que fue convocado por vez primera. Es de común conocimiento que el Día de la Patria se celebra siempre en Domingo de Resurrección y que la causa no es otra que una conversación que Sabino tuvo con su hermano, en la que este le convenció de que no era español. “Bendito el día en que conocí a mi patria y eterna gratitud a quien me sacó de las tinieblas extranjeristas”, escribió Sabino, que otra cosa no, pero agradecido era un rato. Tal como señala el manifiesto del partido, tres convocatorias fueron en medio de una guerra y 40 bajo una dictadura y este año nos toca bajo la amenaza del coronavirus: “una celebración y una reivindicación que las limitaciones sanitarias van a obligarnos a hacerlas en la intimidad del hogar y de las familias, pero lo haremos sobre suelo vasco, un solar que ha acogido a este Pueblo desde tiempo inmemorial y que lo seguirá haciendo en los siglos venideros. En realidad todos los ‘aberris’ de la dictadura se celebraron igual por muy sano que estuviera el personal: en casa, donde el pater familias quemaba una banderita española de papel a los postres. Eso era todo.