EL CORREO, 29/7/2011
Dos años sin asesinar en España. Mañana se cumplen 24 meses del último atentado mortal de ETA en territorio nacional: la bomba lapa adosada bajo un coche patrulla que mató a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salva en la localidad mallorquina de Palmanova.
Los terroristas no han vuelto a matar en territorio nacional aunque sí lo hicieron en Francia, en marzo de 2010, cuando asesinaron al policía Jean-Serge Nérin tras el asalto a un concesionario de vehículos.
El doble asesinato de Mallorca es el único atentado mortal de ETA desde la tregua de 2006 que sigue sin esclarecerse. Es más, mandos de la lucha antiterrorista reconocen abiertamente que, a pesar del esfuerzo de decenas de agentes, no hay una sola pista fiable de quién pudo viajar a la isla para colocar el artefacto en los bajos del vehículo y abandonar las otras tres bombas que estallaron días después en locales comerciales de la capital. Aunque el Ministerio del Interior distribuyó entonces las fotografías de seis liberados de ETA no hay constancia de que alguno de ellos estuviera relacionado con el atentado.
Las decenas de pistas fruto de la colaboración ciudadana que durante semanas se siguieron condujeron siempre a callejones sin salida, según los investigadores de la Guardia Civil, quienes desde entonces no han parado de buscar en cada operación contra la banda en Francia una pista, un papel que arroje algo de luz sobre la autoría del doble asesinato de sus compañeros.
Los homicidios de Sáenz de Tejada y Salva han sido los últimos de ETA en España, pero no porque la banda tuviese aquel verano de 2009 la intención de abandonar la violencia. El alto el fuego llegó más de un año después, en septiembre de 2010, y fue el resultado de los constantes golpes policiales a la organización terrorista. El acoso de las fuerzas de seguridad a la banda se intensificó hasta límites desconocidos a raíz de los asesinatos de Mallorca. El largo parón de 730 días sin muertes no es, sin embargo, el período de inactividad más prolongado en la historia de ETA. El récord se marcó entre el asesinato de dos policías nacionales en Sangüesa (Navarra), en mayo de 2003, y el atentado de la T4 de Barajas, en diciembre de 2006, cuando los terroristas acumularon 1.310 días sin matar.
Desde las explosiones de Mallorca lo que sí es cierto es que la banda no ha levantado cabeza. En poco más de un año cayeron tres jefes de ETA: Ibon Gojeaskoetxea, en marzo de 2010; Mikel Kabikoitz Carrera, ‘Ata’, en mayo de ese año; y Alejandro Zobaran, ‘Xarla, en marzo pasado. Sólo en 2010, pese a la inactividad de la banda, fueron detenidos 113 supuestos activistas y otros 43 más resultaron arrestados en lo que va de año.
Los informes policiales más recientes revelan que organización terrorista apenas cuenta con medio centenar de activistas en Francia y que muchos de ellos ya están más preocupados por escapar a Sudamérica que por reorganizar los maltrechos comandos. Los atestados de los servicios de Información aseguran que la banda sólo cuenta con «miembros con poco nivel de preparación y un grado muy bajo de ideologización».
Intentos fracasados
Todos los intentos por recomponerse tras la convulsión causada por los atentados de Mallorca se contaron por fracasos durante 2010: activar una base operativa en Portugal desde la que golpear en toda España, formar tres comandos «gemelos» en el País Vasco, o establecer una infraestructura en Cataluña.
La historia ha continuado este año. En abril perdió a manos de la Guardia Civil el mayor almacén descubierto en suelo español en el medio siglo de historia de la organización terrorista. Casi 900 kilos de nitrato amónico escondidos en un caserío guipuzcoano. A esta situación se suma la asfixia económica. También en abril, ETA anunció la «cancelación» de la recaudación del ‘impuesto revolucionario’ a los empresarios vascos y navarros.
No obstante, los mandos de la lucha antiterrorista recuerdan que «dos años no son nada» e insisten en que no hay que echar las campanas al vuelo porque están convencidos de que la banda tiene todavía en España cuatro comandos, ya formados, que podrían ser resucitados en relativamente poco tiempo si da la orden.