Francesc de Carreras-El País
Andalucía es ahora un laboratorio. Los partidos constitucionalistas deben hacer un esfuerzo por entenderse, hay muchas formas de gobiernos parlamentarios
“Han venido para quedarse”. Esto decían de Podemos y Ciudadanos cuando se fueron consolidando. Nunca hice tal afirmación, no soy futurólogo. Ahora se repite con Vox: “ha venido para quedarse”. ¿Será así? Ya se verá. El contundente resultado de Andalucía lleva a pensar que en las próximas elecciones obtendrá resultados similares en todo el territorio nacional. Si así fuera, el sistema de partidos en España se habría transformado sustancialmente no sólo por sumar un partido nacional más sino por las repercusiones de este cambio en el conjunto.
Las consecuencias de esta transformación pueden enfocarse desde dos puntos de vista. En primer lugar, desde el tradicional eje derecha/izquierda. Es lo hacen estos últimos días muchos analistas: en el bloque de la derecha incluyen a PP, Ciudadanos y Vox y en el de la izquierda a PSOE y Podemos. Como no saben dónde incluir a los nacionalistas catalanes y vascos, pasan de puntillas y los añaden, de forma incongruente, a la izquierda, quizás porque hoy sostienen en el Congreso al Gobierno Sánchez.
En segundo lugar, esta transformación puede enfocarse desde el eje constitucionalistas/no constitucionalistas. Un bloque estaría formado por los partidos que consideran plenamente válida la Constitución, aunque quizás quieran reformar alguno de sus aspectos no básicos (PSOE, PP y Cs). Otro bloque lo forman aquellos partidos que la consideran viciada en sus orígenes y, por tanto, quieren iniciar un nuevo proceso constituyente (Podemos), o pretenden cambiar algunos de sus aspectos sustanciales que la desnaturalizan por completo (Vox) o, simplemente, la vulneran cuando les conviene con el objetivo de romper con España y constituir un nuevo Estado separado (ERC y PDCat). Añadamos: los del primer bloque creen en la democracia constitucional, los del segundo en fórmulas populistas.
Este segundo punto de vista parece mucho más realista, claro y congruente que el primero. PSOE y Podemos son muy distintos en sus métodos y objetivos, y la diferencia todavía es mayor si los comparamos con los nacionalistas. ¿Es razonable que estén todos revueltos en un mismo bloque? Igual sucede en el otro. Vox es, entre otras cosas, un partido nacionalista e iliberal, es decir, exactamente lo contrario de Ciudadanos. Y el PP viene de una tradición conservadora con vocación centrista que no casa con los radicalismos.
Andalucía es ahora un laboratorio. Los partidos constitucionalistas deben hacer un esfuerzo por entenderse, hay muchas formas de gobiernos parlamentarios. Si no se hace así quedará sentado un funesto precedente que puede extenderse a toda España. Un acuerdo entre constitucionalistas que margine a los extremos, a Podemos y a Vox, es la única solución razonable y sensata a un grave problema.
Francesc de Carreras es catedrático de Derecho Constitucional y fundador de Ciudadanos