José Manuel Cansino-El Debate

  • Estamos ante una mutación más en el nuevo orden mundial que comenzó con el cambio de la política exterior de China, los atentados de las torres gemelas, el Brexit, el despegue de la India y el asentamiento de los BRICs

Los analistas de todo perfil se dividen en lo que a las decisiones de la administración Trump 2 se refiere, entre los que piensan que sus medidas –principalmente arancelarias– son fruto de cálculos improvisados y no obedecen a plan alguno y los que están convencidos que responden a un comportamiento transaccional de largo alcance.

En el segundo caso, la lista de tarifas anunciada el pasado 2 de abril sería el preámbulo de una serie de transacciones o negociaciones de los EE.UU. con cada una de las partes concernidas a cambio de diferentes demandas. Quienes piensan de esta segunda forma, están convencidos de que el plan urdido por el presidente Trump y sus asesores está muy bien estructurado y se ajusta a lo prometido en el programa económico de su campaña de Make American Great Again.

Por ejemplo ¿qué ocurre si se mantienen los derechos de aduana anunciados el 2 de abril y en vigor desde el pasado sábado? Supongamos que se aplican hasta 2026. En este caso, el modelo utilizado por el departamento de estudios del mega banco Goldman Sachs prevé que la inflación en Estados Unidos suba sobre su nivel actual en +2,1 % a lo largo de los próximos doce meses. Un fuerte impacto que golpearía con especial dureza a las materias primas y a partir de ellas a toda la cadena de producción.

El peor escenario provocaría una caída del PIB estadounidense del -0,8 % hasta 2026

Este este escenario «duro» de máxima subida arancelaria la caída del consumo interno estadounidense provocaría una caída de su PIB del -0,8 % hasta mediados de 2026. El aplazamiento de las decisiones de producción también contribuirían a este caída que, además arrastraría una pérdida de empleo de unos 600.000 puestos de trabajo. El crecimiento mundial disminuiría en un -1,5 %.

En un escenario muy diferente, los analistas también hacen estimaciones a partir de la hipótesis de qué pasaría si lo anunciado el «día de la liberación» fue sólo un farol que iniciaría un periodo de acuerdos transaccionales entre las naciones más afectadas. En este caso los aranceles recíprocos más elevados (20 %-54 %) podrían suspenderse o reducirse en los próximos 60 a 90 días, a cambio de atender a intereses diversos de los EE.UU.

En este caso el citado departamento de estudios de Goldman Sachs maneja la idea de que se consolidaría «únicamente» un arancel general del 10 % para la mayoría de los sectores. El impacto negativo sobre el crecimiento mundial sería menor; del orden del -0,3 % al -0,5 %.

Junto a análisis como los anteriores, ha tenido una notable relevancia mediática la lectura que ha hecho el politólogo Roger Senserrich. Es partidario de que las decisiones arancelarias de Trump no responden a plan ordenado alguno pero que sí existe una cohorte de propagandistas dispuestos a insertarlas en una elaboración teórica sólida y orientada a lograr la devaluación del dólar.

EE.UU. podría forzar a los países que tienen deuda pública americana a venderla en los mercados secundarios

Senserrich se refiere a los llamados acuerdos de Mar-a-lago por el lugar donde se diseñaron. Esencialmente consiste en que los EE.UU. forzarían a los países que tienen deuda pública americana (el principal tenedor extranjero es Japón) a venderla en los mercados secundarios. Su efecto similar sería similar a una venta masiva de dólares y a la consiguiente depreciación de la moneda. El argumento para lograr que los países vendiesen la deuda sería utilizar la persuasión matonesca, ora en forma de más aranceles, ora en forma de retirada de la protección militar.

Naturalmente –y así lo argumenta Senserrich– es que la venta masiva de bonos americanos haría caer sus precios y aumentar el tipo de interés a pagar por la Reserva Federal para colocar nueva deuda pública. Precio y tipos de interés de los bonos tienen una conocida relación inversa.

Estamos ante una mutación más en el nuevo orden mundial. Una mutación que comenzó con el cambio de la política exterior de China con Deng Xiaoping, los atentados de las torres gemelas, el Brexit, el despegue de la India del presidente Modi y el asentamiento de los BRICs.

  • José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino