Dos políticos en apuros

EL MUNDO 20/05/15 – VICTORIA PREGO

· Los líderes de los dos grandes partidos enseñan sus cartas ocultas hasta ahora porque la necesidad les ahoga y porque los riesgos les amenazan. Pedro Sánchez tiene en Cataluña su punto más débil de los muchos que complican las perspectivas de su partido. Sin Cataluña, es decir, sin los votos de los catalanes, el PSOE no podría nunca ganar las elecciones en España. Y ahora mismo las previsiones en torno al PSC son desoladoras. El partido al que Miquel Iceta intenta rescatar del hundimiento está pagando los errores de muchos años, que empezaron cuando Pasqual Maragall formó su primer Gobierno de coalición con ICV y con ERC y aumentaron exponencialmente cuando el PSC se embarcó de su mano en posiciones ultranacionalistas que hasta entonces habían sido privativas de los de Esquerra, a los que luego se sumó CiU.

A partir de su iniciativa para elaborar un nuevo Estatuto que por entonces ni Jordi Pujol ni los suyos querían, el Partido de los Socialistas de Cataluña entró en una crisis de identidad en la que ya no se supo si era una formación independentista o si seguía siendo fiel a su idea federalista. En ese recorrido incierto y desgarrado perdió a un buen número de dirigentes que defendían abiertamente la secesión, pero lo más importante es que perdió a sus votantes tradicionales. En eso está ahora mismo y contra eso intenta luchar Pedro Sánchez, que ve cómo pueden perder una parte importante del poder municipal que tenían y con él la esperanza de levantar cabeza de cara a las generales de noviembre. Pero, a estas alturas, ya tiene poco que hacer el líder del PSOE. Poco o nada.

También Rajoy respira por donde le duele. El presidente del PP está viendo cómo se le pueden escapar de las manos muchos gobiernos autonómicos y muchas alcaldías a pesar de llegar a ser el partido más votado. Y ya no le importa mostrar públicamente la herida de lo que le parece una actitud desagradecida de un PSOE que sí se apoyó en el PP cuando hubo que desbancar al PNV del Gobierno vasco. Un apoyo que, todo hay que decirlo, el PSOE siempre vivió con incomodidad y desagrado, porque les repugnaba admitir que debían la Lehendakaritza a los votos populares. Rajoy saca a pasear ahora la llamada de Susana Díaz para pedirle que ordenara a su partido en Andalucía que optara por la abstención y le facilitara así la investidura. Pero, más allá de un reproche, es un grito de socorro.

En Navarra, el PP con UPN tiene unas negras perspectivas electorales y sólo una hipotética suma con el PSOE podría evitar, y tampoco eso es seguro, lo que para los populares se vive como una tragedia: que Navarra caiga en manos radicales y acabe siendo gobernada por Podemos ¡o por Bildu! La Comunidad Foral es una apuesta histórica de los conservadores españoles y está a punto de caer en poder del enemigo. No es extraño que Rajoy clame allí por la ayuda que Sánchez le niega.