Tonia Etxarri-El Correo
La oposición de las comunidades autónomas se contiene a base de componendas
Un mes más. O así con un confinamiento menos rígido. Quizás algunas zonas reciban premio en la salida progresiva. Quién sabe. Depende. Porque el anuncio de Pedro Sánchez sobre su petición de prolongar de nuevo el estado de alarma es inconcreto. «Alrededor de un mes». El presidente afloja la mano para ir devolviendo las competencias que se les anuló a las comunidades autónomas durante la excepción. Una de las principales exigencias de ERC y PNV. Los dos socios que necesita para seguir apuntalando el alarmante estado de alarma, mientras Ciudadanos está tentado de dar un paso atrás y volver a la abstención. La prórroga mensual no le ha gustado nada al partido liberal. Por dos motivos: por su dudosa constitucionalidad y porque la semana pasada, cuando Inés Arrimadas negoció con Sánchez su voto a favor de la cuarta prórroga, el presidente no tuvo el detalle de informarla de sus intenciones. ¿Quién reclama lealtad? De confirmarse estos vaivenes, el Gobierno volverá a estar en el alambre. Pasado mañana en el Congreso. El PP votará en contra. PNV le volverá a apoyar. Pero ERC, que actúa mirando de perfil a Ciudadanos, podría volver a la abstención. Esta situación de fragilidad parlamentaria es la que ha provocado que Sánchez quiera escapar del control del hemiciclo. ¿No queríais estado de alarma? Dos tazas.
El virus sigue entre nosotros. Con un porcentaje realmente bajo de población que ha creado anticuerpos. En Euskadi solo el 4,6%. Hemos tenido el confinamiento más duro de todo Europa y, a pesar de eso, los resultados de letalidad y contagios nos han situado en el top de la lista negra. Hemos sido el segundo país del mundo con mayor número de muertos por habitante. Y el primero con mayor porcentaje de sanitarios infectados por falta de protección. Poco de qué presumir. La oposición de las comunidades autónomas se contiene a base de componendas. Sánchez quiere prolongar la suspensión de derechos un mes más para evitarse, así, el control parlamentario quincenal. ¿Aplaza el estado de alarma por razones sanitarias o por necesidad parlamentaria?
Tendría que haber dejado ya esta excepción. Porque existen otras alternativas. Las leyes públicas de salud permiten reactivar la vida social y económica garantizando la estabilidad sanitaria. Pero prefiere tener a todos amarrados. Para compensar a los independentistas ha soltado la mano en la cogobernanza. Torra sigue en el no. Con menos colaboración que Casado. Pero a los secesionistas se les perdona todo.
En el caso vasco, mano de santo. El lehendakari Urkullu ha conseguido la garantía necesaria para poder celebrar elecciones en julio y ya no reclama el fin del estado de alarma. Aunque no le guste, transige. Euskadi fue premiada con la fase 1 con restricciones pero, después de una semana, no pasaremos a la fase 2 hasta el día 25. Será que no estamos tan preparados como parece.
La economía se resiente y los sectores desactivados (pymes, comercios, hostelería) no saben si van a poder recuperarse. Sánchez castiga a Madrid reteniéndola en la fase 0 mientras la adereza con una campaña de desprestigio contra la presidenta Díaz Ayuso que acaba perjudicando a todos los ciudadanos de esa comunidad. Mientras se habla del «escándalo de los apartamentos de lujo» que se costea ella, se oculta la estancia de la vicepresidenta Calvo en dependencias oficiales que, evidentemente, paga el erario público. Y, sobre todo: se deja de hablar de la pésima gestión de la pandemia y de la ocultación de datos sobre los mayores fallecidos en las residencias. Por ejemplo. La eterna pregunta a la que Sánchez nunca responde. No es manual de resistencia, es manual de propaganda.
Suenan tambores de rescate. Aunque lo llamen de otra manera. Sánchez podría recuperar esta reflexión de Churchill a quien tanto pretende emular: «Muchos miran al empresario como el lobo que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar. Pero muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro». Se la puede tararear a su vicepresidente Iglesias. Y al ministro de Consumo, que tira piedras contra su propio tejado perjudicando, con sus declaraciones contra el turismo, a una de las principales fuentes de ingresos del país. ¿Quién da lecciones de patriotismo? Pero prefiere seguir manejando el control sin que el Parlamento le controle a él. Manos libres sin la fiscalización de la oposición. Los juristas se enzarzan en la polémica sobre la constitucionalización de su medida. Preocupante, por desproporcionada.