José Alejandro Vara-Vozpópuli

El PSOE se la tiene guardada. Dos emboscadas al líder de la oposición para arrancar el curso. El PP juega a la defensiva. Parece que aún no se ha enterado de que su rival es un cuatrero desalmado

«Obstáculos», «sembrado de minas», «emboscadas», «riesgos»… Una rentrée desbordada de peligros le auguran al presidente del Gobierno sus analistas de corte y genuflexión. Quizás por eso ha vuelto a fugarse. Anda por Mauritania, Senegal y esos rincones subsaharianos desde donde nos remiten miles de emigrantes de difícil acogida. Meloni echó el cierre y las mafias desvían sus cayucos hacia las costas españolas, donde no hallan obstáculos a sus planes. En estos días las oleadas de visitantes sin invitación ni documentos en regla alcanzan cifras de vértigo.

En lugar de citarse con el líder de la oposición para abordar de forma razonable este problema infernal, Sánchez ha optado por unas sesiones de fotos, al estilo Memorias de África, en escenarios exóticos aunque sin la presencia de Begoña, que en otras ocasiones sí lo acompañó en su calidad de ‘primera dama’ apócrifa. Eran los tiempos del Africa Center y demás business heterodoxos que ahora escruta el juez Peinado, Dios lo asista.

Poca cosa saldrá de ese periplo presidencial tan pinturero. La inmigración no es asunto que le inquiete, pese a que aparece en el ‘top’ de los agobios nacionales. Tampoco le quita el sueño un año más sin presupuestos, o las posibles coces de un Puigdemont muy cabreado, o el difícil encaje del concierto catalán en el Fisco nacional, o el mosqueo de alguno de sus baroncillos que se sienten preteridos, o la imparable escalada de la impagable deuda, o las vergonzantes cifras de pobreza infantil… De esos asuntos menores se encargan el monaguillo Bolaños y los desaforados ladridos de Puente.

Arranca el gran narciso esta temporada con su principal objetivo cumplido. Ha instalado a Salvador Illa en el sillón magno de la Generalitat, hito que bendice su ley de amnistía y su estrategia del reencuentro, conciliación, consenso y amor fraternal con la buena gente de los golpistas del procés.

A última hora emerge un inesperado personaje llegado de Oriente, la esposa japonesa del presunto músico Azagra, y todo adquiere un aspecto de comedia de enredo o de remake cutre de Los tramposos, gloria a Toni Leblanc

Su mayor preocupación, casi única, es el trasiego por los juzgados de las andanzas de su esposa y su hermano, consciente de que ambos están pillados en falta y de que todavía no ha conseguido domeñar al estamento de las togas. Lo de Begoña no pinta bien. La escasa habilidad de su abogado, el exdiputado por Zamora y exministro del Interior Antonio Camacho está resultando un contratiempo imprevisto. También le toca mucho las narices la continua aparición de noticias sobre los enredos empresariales y los negocios particulares de la señora y el hermanísimo estos últimos seis años. A última hora, para redondear el tablao del monipodio, ha emergido un inesperado personaje llegado de Oriente, la esposa japonesa del presunto músico Azagra, y todo adquiere un aspecto de comedia negra, de remake de Los tramposos, gloria a Toni Leblanc, o de El padrino IV.

Tranquilos.

La ley de censura ya está lista. Aterrizará en el Congreso en unas semanas y acabará de una vez por todas con el libertinaje informativo, las fake news, el fango, los bulos y todos esos tribunales infectados por los gérmenes de la ultraderecha. Esto de los jueces es una de las trampas que le esperan al PP, que aterriza en este nuevo curso político envuelto en titubeos e incertezas.

El CGPJ es la siguiente pieza a abatir por el sanchismo para ultimar su ocupación del Poder Judicial. Una vez renovados los vocales tras un tedioso mangoneo monitorizado desde Bruselas, con un reparto diez a diez, toca designar presidente del artefacto. Lo ha contado aquí Manuel Marín con absoluta claridad. Pretende Bolaños encaramar a Pilar Teso, alineada en las filas de Conde-Pumpido, mientras que rechaza al muy ecuánime y profesional Pablo Lucas, demasiado independiente para los gustos del triministro.

Un Constitucional rendido a los intereses de Moncloa y ahora también un Supremo y un CGPJ en la misma órbita compondría un escenario con demasiado tufo caraqueño

Perder este pulso resultaría demoledor para los cimientos del tambaleante Estado de Derecho. Un Constitucional rendido a los intereses de Moncloa y ahora también un Supremo y un CGPJ en la misma órbita compondría un escenario caraqueño. Con el añadido de que Manuel Marchena, el heroico presidente de la sala de lo Penal del Supremo, ha de ceder los trastos en noviembre por cumplirse su doble mandato. Cargo que una Ana Ferrer, del bloque izquierdista (le dicen ‘progresista’), ya acaricia como propio. ¿Es consciente el PP de lo que se viene encima? ¿Tiene prevista una estrategia de choque para frenar esta embestida? ¿Quién es el hombre de la Justicia del PP? ¿Acaso González Pons?

La otra encerrona que ya le asalta a Feijóo es el concierto catalán. Es evidente que privilegiar a la comunidad más rica y perjudicar a las más pobres resulta difícil de vender, aunque el electorado socialista se lo traga todo sin rechistar. Ese ciego fanatismo que es la antesala del odio. Hannah Arendt. Los barones del PP lo tienen medianamente fácil. El apaño fiscal de Illa con las caverna xenófoba de ERC pulveriza el diseño territorial de la Constitución. Todo salta por aires y, como dice Almunia, que fue capo de la mafieta socialista, ni siquiera quienes lo han suscrito saben de qué se trata. La improvisación y la carencia de escrúpulos es el territorio en el que mejor se maneja Sánchez. Ahora está en su salsa.

Tensiones internas

El riesgo para el PP aparece en las disensiones internas. Los escribas del progreso ya han empezado a esparcir cizaña, a sembrar inquina entre los líderes populares, a airear recelos, envidias y algún codazo. Todo falso, salvo en un aspecto. El debate de la financiación autonómica afila las uñas de ese nacionalista de campanario que todo cacique regional lleva dentro. No han empezado aún las puñadas, pero cuidado que con lo de comer no se juega. No se trata de algo intangible como la Amnistía, concepto difuso para un vecino de un minúsculo pueblo de Almería, sino de dineros contantes y sonantes. Es decir, de un hospital, una escuela o un cuartel de bomberos.

Lo de ahora es la embestida frontal contra el marco de convivencia elegido por la mayoría de los españoles. Ha de estar muy despierto y preparado Feijóo para no sucumbir a estas dos trampas, el CGPJ y el concierto catalán

De ahí que Génova emitiera este lunes un documento contra el acuerdo del convenio con los separatistas y haya convocado a sus líderes autonómicos a un jamboree de emergencia. Intentarán transmitir un mensaje de unidad y una imagen de prietas las filas. No ayudan mensajes como los del portavoz del PP, Borja Sémper, quien en su entrevista en Vozpópuli afirmaba que «hemos de ir paso a paso, tenemos una labor institucional muy relevante, hemos pedido la comparecencia de la ministra de Hacienda (…) vamos a desplegar nuestra potencia de fuego»…Bla, bla, bla. Así no marcha, hermano, diría Milei. Con Sánchez no valen argumentos ni remilgos. Intentará dividir, alimentar envidias, airear rencillas. ¿Aún no se han enterado de lo que tienen enfrente?

Cuidado con Ábalos

Acaba de saltar a la palestra el ‘factor Ábalos‘, un elemento fuera de control al que su sucesor Puente le ha propinado un puñetazo de los que duelen en forma de esa auditoria interna que le señala como principal responsable de cuantas fechorías ejecutó su mozo de espadas, aquel Koldo, durante la pandemia. Sabido es que aquí nadie tira de la manta, pero siempre hay una primera vez. El felipismo robó a espuertas, cierto, pero respetó a su manera las instituciones. Lo de ahora es la embestida frontal contra el marco de convivencia elegido por la mayoría de los españoles hace 45 años. Y los bucaneros van ganando. Ábalos fue el número dos de Sánchez en el partido y en el Gobierno. Y fue también el deponente del PSOE en la moción de censura a Rajoy, al que tumbaron por algo relacionado con la corrupción. Sí, con la corrupción. ¡Ábalos, el apandador!. ¡El PSOE, nido de cuatreros!

Ha de estar muy despierto y preparado Feijóo para no sucumbir a estas dos amenazas, la presidencia del CGPJ y el concierto catalán. Sánchez cuenta con un factor decisivo, su virtuosismo en la ‘anonadación, aniquilación y nihilización’ (Pascal) del espíritu crítico, la dignidad cívica y el anhelo democrático de los españoles.