EL MUNDO – 04/08/15 – CARLOS CUESTA
· Artur Mas impulsa sus plebiscitarias. Navarra queda en manos de una coalición soportada y alentada por Bildu en la que ya controla Pamplona y las actuaciones e información de la Policía Foral. Y el País Vasco asume un reparto de poder entre PNV y Bildu en el que Podemos se sitúa como el arbitro más dañino que nadie hubiese imaginado. Un contexto en el que Interior ha tenido que transformar sus actuaciones policiales nacionales para evitar la pérdida de control a manos de las cada día más politizadas policías autonómicas.
Ése es el escenario real. Imposible de entender sin ver el mapa entero. Imposible de comprender sin subrayar que cada cesión al nacionalismo o populismo en un rincón de España repercute en el resto. Porque cada naipe que retiran de la base de este castillo no rompe exclusivamente su equilibrio: rompe el del conjunto.
Así han funcionado siempre en nuestra historia democrática y no tan democrática las fuerzas que han pretendido imponer un esquema distinto al respaldado por los ciudadanos en su Constitución. Así lo hicieron hace 80 años y así vuelven a funcionar. Unidos frente a lo que ellos consideran el enemigo común y con un plan cuyo único antídoto es la seguridad jurídica, el refuerzo de la Constitución y su aplicación inmediata.
Porque ¿qué pasará si Artur Mas llega hasta el final con su plan? ¿Qué ocurrirá si consigue el respaldo suficiente, por sí mismo o en alianza, e impone un supuesto derecho a la ruptura nacional? Pues que el ejemplo no tardará en ser imitado por Navarra o País Vasco. Lo mismo que ha pasado con las violaciones legales de la Generalitat en materia presupuestaria, educativa, comercial o incluso disciplinaria: que no han tardado en ser imitadas por esos populistas que, como Colau, dan hoy respaldo a los actos independentistas.
En los últimos días hemos visto a Mas alardear de su Hacienda propia. Confirmar la violación de los límites presupuestarios. Y al Gobierno pagar por plazas escolares privadas ante el engaño de la Generalitat sobre la existencia de educación en castellano. Actos tras los cuales, el propio Gobierno ha confirmado que Cataluña será la comunidad más beneficiada con 17.200 millones de euros y un aumento de sus ingresos del 12%, tres puntos superior al incremento medio.
Volveremos estos días al debate sobre la legalidad o no de la convocatoria de unas elecciones que el propio Mas ha anunciado como plebiscitarias. Pero, fuera de tecnicismos, ¿duda realmente alguien del plan destructivo que albergan? ¿Y no es hora ya de empezar a frenar un desafío que pone en peligro el interés general de todos los españoles?