Antonio Rivera-El Correo

Las duras sentencias contra políticos socialistas andaluces por el caso de los ERE colocan sobre la mesa reflexiones para el hoy y el inmediato futuro. La primera es que vuelve a constatarse, precisamente en esa dureza, la evidencia de que al menos uno de los poderes fundamentales funciona al margen de la directriz de los otros dos. Se confirma que ejerce con una independencia de criterio que hace respetable la Justicia en nuestro país, lo que coloca a los oportunistas, los que dependen del color de la sentencia para emitir su juicio, en difícil posición.

Otra conclusión, palmaria, es que la verdad jurídica viene a confirmar ahora los rumores de que el PSOE se había consolidado como un auténtico régimen en Andalucía y que usaba las instituciones para generar espacios de influencia mediante la corrupción. El anterior cambio de gobierno regional y esta sentencia colocan a todos en el kilómetro cero de una nueva andadura.

La tercera es que se ratifica que todos aquellos servidores de lo público que derivan actuaciones o recursos para beneficio de particulares, sean estos organizaciones, redes sociales u objetivos políticos, son encausados y, si se demuestra, condenados por malversar y prevaricar. Lo reiterado de estas condenas a políticos tiene de positivo lo difícil que resulta argumentar que tu causa es noble -política, dicen- y la de los otros inmoral. Escarmiento de incautos, en suma, ganados por la emoción de un dirigente retratado entre rejas. Quien la hace, la paga. Como ha de ser. Más cerca del día de hoy y de mañana tenemos las diferencias y similitudes entre este caso y aquel de la ‘Gürtel’ que se llevó a Rajoy. Aquí la cosa va por barrios.

Unos han corrido a pedir la cabeza de Sánchez, aunque por entonces debía ser un edil madrileño, otros explican afanosos los evidentes distingos de intención, manejo y destino final de los cuartos extraviados, otros se rasgan hoy también cualquier vestidura y los últimos se muerden la lengua haciendo ver que el futuro de salubridad empieza hoy (hoy o cuando salga adelante el gobierno de coalición).

Que este rejonazo al PSOE ya estaba entre las posibilidades resulta evidente. Lo que pueda afectar o no a la aritmética para el nuevo gobierno no está tan claro. Cuanto más por alto dispare la derecha más va a sellar el acuerdo de las izquierdas y la consideración de estos hechos como de agua pasada. Y a los nacionalistas estos asuntos tampoco les son ajenos. Los de Cataluña son expertos y los vascos están precisamente a la espera de su sentencia particular. Posiblemente sea un factor irrelevante en esa cuestión, a pesar de todo lo que aporta la sentencia en que creamos más en este país.